EL PAíS › LOS MAILS, DIFUNDIDOS EN UN SITIO DE SERVICIOS

Caminos que llevan a Moneta

 Por Susana Viau y
Eduardo Tagliaferro

La correspondencia violada encontró un amplificador en el Seprin (Servicio Privado de Inteligencia), la página de Internet que, tal cual su nombre indica, editan ex agentes de la SIDE cesanteados durante la gestión de Fernando De Santibañes. La información difundida por Seprin tiene el sello inconfundible de los “papers” que suelen confeccionar los espías y se caracteriza por contener una suma de datos engarzados de manera caprichosa, mezclados con conclusiones erráticas y habitualmente interesadas. Pese a que su editor, Héctor Alderete, se ocupó de negarlas, ciertas versiones –originadas en fuentes de alta confiabilidad– sostienen que la página habría sido adquirida por el ex banquero Raúl Moneta.

En todo caso, el modelo al que responde Seprin no difiere en mucho del que exhibían la revista El Guardián –propiedad de Moneta, aunque éste rechazara la paternidad– y también el libelo digital Urgente24. En los últimos tiempos, los temas en que hace centro el sitio de Alderete tienen una extraña similitud con los que preocupan a Moneta, en especial la guerra encarnizada contra el grupo Clarín. Por si faltaran nexos entre Seprin y los correos conocidos ayer, funcionarios del organismo de la calle 25 de Mayo revelaron a este diario que el responsable de las cadenas de e-mails sería un hacker que trabaja con frecuencia por dinero para ese sitio y también para agencias de seguridad.

La violación de los correos electrónicos no es la travesura de un joven genio de la informática, sino de uno o más técnicos entrenados en el seguimiento de vidas privadas y la práctica de la extorsión. Una veta que tampoco es extraña a quien fuera el banquero preferido de Menem: con el auxilio del ex agente de la CIA Frank Holder, Moneta impulsó campañas de difamación contra el ex diputado demócrata Carlos Balter, su compañero Gustavo Gutiérrez y sobre todo contra el ex juez federal de Mendoza Luis Leiva. La filmación de quienes cree sus adversarios para dejarlos fuera de juego –como pudo comprobar el juez Rodolfo Canicoba Corral en la causa que investiga la caída fraudulenta del Banco República–, la intervención de sus comunicaciones telefónicas, la persecución personal, la colocación de trampas y señuelos son parte consustancial de su estrategia de negocios. Se afirma que Moneta atraviesa uno de sus peores momentos. Se encuentra a punto de ser llamado a prestar declaración indagatoria (aunque los rumores indican que volverá a utilizar la táctica de la postergación); ha sido desalojado del consorcio empresario de Canal 9 por el rechazo oficial de la documentación presentada; su sospechada participación en América TV no podría blanquearse jamás puesto que los frondosos antecedentes que se guardan en tribunales son incompatibles con la propiedad de medios de comunicación. Muchos creyeron entender que cuando Néstor Kirchner habló del socio que el “Berlusconi del subdesarrollo” no podía mostrar se estaba refiriendo a él.

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