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La declaración de Ana María Di Lonardo, la directora del banco genético del Hospital Durand, donde se realizaron los estudios de ADN por el caso Cigarreta, confirmaron el inesperado giro que había tomado la causa el mes pasado. Hasta ese momento, la Justicia sostenía que en lugar de la recién nacida Rocío Cigarreta, a sus padres les entregaron un bebé fallecido. Ahora, la médica del Durand ratificó ante el juez marplatense Jorge Peralta que las muestras tomadas en enero pasado afirmaban que el cuerpo pertenecía a Rocío y que las muestras recibidas en el ’98 habían sido entregadas en forma irregular, tal como ella dejó asentado en el expediente.
Por lo pronto, el juez Peralta citó a un grupo de testigos para saber cómo fueron protegidas las muestras del cuerpo que recibieron los padres de Rocío y que luego fueron enviadas al Durand para su análisis en 1998. En aquel entonces, se determinó que las muestras no eran de la bebé, lo que motivó varias exhumaciones y pruebas de ADN en torno a la Clínica del Niño marplatense donde nació y supuestamente murió Rocío.
Pero un análisis reciente, realizado con las mismas muestras de 1997, dio por resultado que la nena efectivamente falleció a poco del alumbramiento. Di Lonardo dijo al juez que los restos analizados en enero pasado pertenecen a Rocío. Y aseguró que las primeras muestras enviadas en 1998 al hospital llegaron en forma “irregular”, ya que estaban “abiertas y sin la firma del secretario del juzgado” correspondiente. La médica declaró que aceptó realizar esos estudios en forma “condicional”, porque las muestras no reunían los requisitos que exige el hospital y recordó que dejó constancia escrita de tales circunstancias. En efecto, la advertencia de Di Lonardo está incluida en las primeras fojas del expediente. Los padres de Rocío pidieron que esta prueba fuera impugnada.