SOCIEDAD

Mujer y trabajo

 Por Sonia Santoro

“Hay que instalar el tema del reparto de responsabilidades en el hogar”, repetía una y otra vez la experta. La implicancia de la división de roles en la equidad de género es de gran complejidad y está ligada a la economía y a la autonomía de las mujeres. La cantidad de menores a cargo, por ejemplo, incide en la participación de la mujer en el mercado laboral: cuando no hay menores, el 36 por ciento de las mujeres pobres no trabaja, mientras que cuando tienen uno o dos hijos, el 63,4 no lo hace; además, las mujeres no pobres con uno o dos chicos trabajan en un 38,8 por ciento de los casos. Estos y otros datos fueron presentados ayer por Claudia Giacometti, consultora de la Unidad Mujer y Desarrollo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en el Seminario Las metas del Milenio y la Igualdad de Género, que se llevó a cabo en el Palacio San Martín de la Ciudad de Buenos Aires.

“El aumento de la participación de la mujer en el mercado de trabajo se dio en un contexto de aumento de la pobreza, entonces la carga adicional de trabajo por asignación de roles que tiene hoy la mujer no es igual que en los ’90”, comentó la experta.

El seminario fue convocado por Naciones Unidas, Cancillería y el Consejo Nacional de la Mujer. Además del informe de Giacome-tti –financiado por Unifem–, Eleonor Faur presentó el trabajo “Aportes para la Definición de un Programa Conjunto para el Sistema de las Naciones Unidas en la Argentina”. Los dos evalúan los avances de Argentina en cuanto a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) desde la igualdad de género y plantean la necesidad de que el género atraviese todos los objetivos para poder llegar a la igualdad.

¿A qué tipo de empleo pueden acceder las mujeres? “Las inserciones más vulnerables, tales como servicio doméstico, planes de empleo, cuenta propia no calificados con bajo nivel educativo, asalariadas no registradas y subocupadas, con excepción de la Patagonia absorben más de la mitad de las ocupaciones, llegando a un máximo de 64 por ciento en el noreste”, plantea el informe de Giacometti. Y detalla que las regiones del NOA y NEA, las más pobres, son las que evidencian los más bajos niveles de empleo: menos del 40 por ciento de las mujeres de 15 a 65 años tiene trabajo. Del total que consigue una ocupación, el 37 y el 42 por ciento respectivamente, lo hace dentro del servicio doméstico o dentro de un plan de empleo. Menos del 20 por ciento logra insertarse en el sector privado como asalariada registrada, no subocupada o como cuenta propia calificada o empleadora.

Además, Giacometti planteó que uno de los mayores problemas del país para poder cumplir con los ODM es la falta de información estadística que permita conocer las dificultades y plantear políticas públicas para resolverlas. El segundo problema es que la disparidad dentro del país y dentro de cada provincia es abrumadora.

Por otro lado, la autora plantea que “el tamaño del hogar y la cantidad de menores presenta una alta correlación con la situación de vulnerabilidad”. Algunos datos que lo explican: mientras el 36,2 de las mujeres con menores a cargo es pobre, la cifra baja a 7,4 cuando se trata de mujeres sin menores a cargo. Además, los hombres con menores a cargo son pobres en un 45,2 por ciento, lo que lleva a preguntarse por qué el trabajo de la mujer no contribuye a salir de la pobreza.

Por otro lado, mientras el 85 por ciento de los chicos de hogares pobres asiste a guarderías y jardines a los 5 años, el porcentaje asciende a 97,4 en los no pobres. A los 3 años, sólo el 14,2 por ciento de los chicos de hogares pobres va a la guardería, mientras que la cifra asciende al 63 por ciento en los otros. Hay que señalar que sólo el 1,3 por ciento de losbeneficiarios del Plan de Jefas y Jefes recibe como beneficio el de guarderías.

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