UNIVERSIDAD › RECHAZO ESTUDIANTIL A LOS RECTORES DEL NACIONAL Y EL PELLEGRINI

Con promesas de conflicto

Los centros de estudiantes de las escuelas de la UBA anunciaron que no van a reconocer a las nuevas autoridades y analizan medidas de fuerza para el próximo ciclo lectivo. Zorzoli dijo que apelará a “todas las acciones posibles” para dialogar con los alumnos.

 Por Adrián Pérez


Los estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires y de la Escuela Carlos Pellegrini planean convertirse el próximo año en un dolor de cabeza para los rectores elegidos por el Consejo Superior de la UBA. A 48 horas de esa decisión, la presidenta del centro de estudiantes del Nacional de Buenos Aires, Irene Avila (La Jauretche), aseguró que ya comenzaron a realizarse reuniones de docentes, no docentes y alumnos de ambas escuelas “para ver cómo comenzamos la lucha el año próximo”, tras las vacaciones, dibujando un horizonte poco auspicioso para Gustavo Zorzoli y Jorge Fornasari. Por el momento, la estudiante consideró que “sólo se puede concientizar a las comunidades académicas para que comprendan lo nefasto de la actitud” del rectorado de la universidad. Voceros de la UBA aseguraron que “el rectorado no les va a dar el manejo de los colegios a los alumnos” y que ser una institución dependiente de la UBA significa, entre otras cosas, “aceptar a sus autoridades”, ya que el Consejo Superior está “por encima de todo”.

Consultado sobre cómo enfrentará el rechazo de los estudiantes, Zorzoli, quien asumirá en el Nacional de Buenos Aires el 1º de febrero, aseguró que echará mano a “todas las acciones posibles” para dialogar con los alumnos y alcanzar aquellos consensos que permitan que “el colegio funcione correctamente”. “Hablamos de un centro que tiene ciertas posiciones políticas y, efectivamente, no represento esas afinidades”, se sinceró el docente, vinculado con el radicalismo. “Terminó un proceso de elección y es importante que trabajemos, haciendo todos los esfuerzos posibles para dialogar y hacer que el colegio sea mejor para los estudiantes”, agregó.

Entre sus primeros proyectos se encuentran: una ampliación de la matrícula de primer año, donde ingresarán unos 33 chicos por curso; proponer al Consejo Resolutivo una modificación del régimen de promoción, evaluación y acreditación para incorporar un segundo llamado en marzo para aquellos alumnos que adeuden dos o tres materias, y un análisis y revisión del currículum del colegio. Además aseguró que constituirá el Consejo Académico, formado por los jefes de departamentos más cinco profesores titulares, a propuesta del CER.

Mientras, en el Pellegrini, Jorge Fornasari se propone trabajar en la infraestructura de la escuela, integrar nuevas tecnologías de la información y la comunicación en la enseñanza, y revisar la organización curricular y del sistema de evaluación-aprendizaje. Su proyecto enfatizó también en la necesidad de construir consensos.

El malestar que los estudiantes expresaron el miércoles frente al rectorado, antes y después de la elección de los rectores, continuó ayer en las voces de los jóvenes. Al finalizar una reunión con representantes del Pellegrini, Irene Avila afirmó que los alumnos “repudian los métodos adoptados por (el titular de la UBA, Ruben) Hallu”, porque “no se tuvo en cuenta el consentimiento” de las dos comunidades educativas involucradas. “Sabemos que Zorzoli tiene relaciones muy cercanas con institutos que preparan a los chicos para el curso de ingreso” en el Nacional, dijo, y estimó que el docente “impide que el curso de ingreso sea inclusivo”, además de “estar a favor de la venta del campo de deportes y del cierre del turno noche”, acusó.

La presidenta del centro de alumnos del Pellegrini, Ana Minujin, de la independiente Lista 39, señaló varias objeciones contra Fornasari. Destacó que su proyecto institucional “no mantiene los lineamientos de ubicar a la escuela bajo una visión humanística” sino que “se queda estancado en el colegio meramente contable”. Al mismo tiempo remarcó que en los últimos tiempos hubo “una clara manifestación” de los estudiantes y los docentes por ubicar a la institución en “un espacio abierto”, en el cual “los estudiantes podamos tener una mirada más amplia sobre la realidad”. Minujin adelantó que “hay una decisión tomada entre los estudiantes. No vamos a reconocer esta designación”, a la que consideran “antidemocrática” y “no representativa” de los intereses de la comunidad educativa.

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