A pesar de que el portavoz de la fiscalía de Hannover, Oliver Eisenhauer, reconoció haber sido informado de la muerte de Gröning por su abogado, no pudo confirmar oficialmente el fallecimiento del genocida. "Lo único que tenemos es una carta de su abogado según la cual habría fallecido", declaró Eisenhauer, quien aseguró "no disponer todavía" de un certificado de fallecimiento, que debe ser entregado por el Ayuntamiento a las autoridades judiciales y cuya emisión puede tardar unos días.

Según el semanario alemán Der Spiegel, el exmiembro de las SS murió el viernes en el hospital. Gröning fue uno de los últimos nazis juzgado por sus actos durante la Segunda Guerra Mundial, más de 70 años después del final del conflicto.

A finales de 2017, la justicia alemana ordenó su encarcelamiento, después de que el anciano de 96 años tratara en vano de escapar a la detención presentando un recurso ante el Tribunal Constitucional, alegando su mal estado de salud.

Durante el juicio, había pedido perdón y reconocido una "falta moral" por su papel de "contador" del campo de exterminio nazi de Auschwitz.

Gröning, exmiembro de las SS hitlerianas que sirvió en el campo de exterminio nazi de Auschwitz entre 1942 y 1944, fue declarado culpable de complicidad en 2015 y sentenciado a cuatro años de cárcel.

En diciembre, el Tribunal Constitucional alemán ratificó la condena de la Audiencia de Lüneburg (norte) y rechazó el recurso presentado por el condenado. Gröning solicitó a continuación el indulto ante la Justicia del "Land" de Baja Sajonia, que también le fue denegado, y su única opción para evitar la cárcel dependía del Ejecutivo de ese estado federado.

El proceso contra Gröning duró cuatro meses y se inscribió en la serie de juicios tardíos abiertos en los últimos años contra los crímenes del nazismo. “El contador” admitió su "complicidad moral" en las muertes de Auschwitz, el más mortífero entre los campos de exterminio nazis, instalado en la Polonia ocupada, donde se encargó de incautar y administrar el dinero y las pertenencias de quienes llegaban como deportados.

Durante su proceso pidió perdón a los supervivientes y familiares de las víctimas, además de lamentar no haber actuado en consecuencia ante unos crímenes de los que, dijo, fue perfectamente consciente.

La condena a cuatro años de cárcel superó la petición de la Fiscalía -que había solicitado tres años y medio-, mientras que la defensa pedía la absolución del acusado, quien asistió al proceso auxiliado por un andador.

Gröning había ingresado a los 20 años en las Waffen-SS, en 1941, y un año después empezó a servir en Auschwitz; según la sentencia, con su trabajo en el campo contribuyó también a financiar al III Reich, ya que se encargaba de hacer transferencias a Berlín.

La acusación se centró en su papel en la llamada "Operación Hungría", de mediados de 1944, cuando llegaron a Auschwitz alrededor de 450.000 judíos, de los cuales unos 300.000 murieron asesinados.

Su procesamiento fue posible a raíz del precedente marcado por el caso del ucraniano John Demjanjuk, quien en 2011 fue condenado a cinco años de cárcel por complicidad en las muertes del campo de exterminio de Sobibor, también de la Polonia ocupada.

A diferencia del citado Demjanjuk, quien se mantuvo en silencio durante todo el juicio, Gröning ofreció amplias declaraciones sobre el día a día de Auschwitz y su papel en la burocratizada maquinaria de exterminio.

A Gröning, quien tras la caída del nazismo pasó por un campo de internamiento británico y luego volvió a la vida civil como contador en una fábrica de vidrio, se le había abierto sumario en 1977, pero quedó sobreseído en 1988.

Su juicio en Lüneburg estuvo marcado por frecuentes interrupciones por enfermedad del procesado, lo mismo que había ocurrido con el de Demjanjuk, quien murió unos meses después de escuchar sentencia en un hospital de ancianos.