La Justicia de Estados Unidos condenó a Henry de Jesús López Londoño, más conocido como Mi Sangre, a treinta años de prisión por “conspiración para ingresar y distribuir cocaína”. Según el fallo, el acusado –quien fuera extraditado desde Argentina– fue durante más de seis años el líder de una banda que comercializaba estupefacientes en el país norteamericano. El juicio también reveló el accionar de los organismos antinarcóticos estadounidenses: el propio Mi Sangre había sido contratado como informante para la Agencia de Aduanas e Inmigración (ICE).

Ayer al mediodía, el Tribunal del distrito sur del estado de Florida dio por finalizado el proceso judicial iniciado contra López Lodoño, ex residente de Nordelta por varios años. Los jueces lo encontraron culpable del delito de narcotráfico, y consideraron acreditado que Mi Sangre “conspiró con personas conocidas y desconocidas para distribuir drogas” en Estados Unidos entre 2006 y 2012. 

El juicio contra Mi Sangre no fue uno más. Durante las cinco semanas de audiencias, López Lodoño aseguró que la entrada de cargamentos de cocaína desde distintos puntos de Latinoamérica a Estados Unidos estaba justificada a través de “una autorización específica” dictada por las propias agencias anti droga del país norteamericano. “Los organismos narcóticos me dieron un permiso especial para involucrarme en ciertas conductas ilegales necesarias para cumplir mi misión”, argumentó Mi Sangre. Pero su defensa no se quedó solo en palabras. En el dossier presentado a los jueces se incluyeron documentos oficiales de Estados Unidos que revelaron contactos entre el narco y distintas agencias de narcóticos. Para contradecir esa información, el fiscal Wifredo Ferrer señaló que el propio López Lodoño se había acercado a los organismos antidroga  con el propósito de “reducir su exposición en las investigaciones” e indicó que sólo un organismo, la ICE, registró a Mi Sangre como su informante entre agosto de 2010 y febrero de 2011.

La relación entre uno de los ex líderes del cartel “Los Urabeños” (misma organización que quedó implicada en la venta de luminarias al municipio de Vicente López) y Argentina fue bastante estrecha. La última vez que el ahora condenado cenó en libertad fue en el restaurante Fettucine Mario, en la localidad bonaerense de Pilar, el 30 de octubre del 2012. A las pocas horas, la Policía Bonaerense lo detuvo por un pedido de captura que había emitido Interpol. 

Mientras estuvo preso en el penal de Ezeiza, “Mi Sangre” agotó todas las instancias judiciales para evitar ser extraditado a Estados Unidos, aunque todos sus pedidos fueron rechazados. Cuando su traslado era inminente, la última carta de Mi Sangre fue diseñar un plan para fugarse de la cárcel –que incluía el ataque de un grupo comando al penal– pero la idea fue desarticulada luego que su abogada pretendió ingresar al penal con un plano detallado de la Unidad Penitenciaria.