La escalinata que conduce al estudio de la diseñadora Cecilia Gadea (en la calle Serrano 1536) exhibe entre marcos y bastidores desde cuellos de un camisero chic a un canesú: ambos funcionan como un catálogo y muestrario de las técnicas textiles que ostentan los exquisitos vestidos, chaquetas, blusas y faldas en los percheros de su salón y en la pasarela BafWeek, en ferias de diseño de Tokio, Nueva York, Santiago y Asunción. Desde 2010, el de Cecilia Gadea es uno de los nombres ineludibles de la generación de moda de autor: estudió diseño gráfico y luego se formó en indumentaria, ganó un certamen “Tela y Talento”, obtuvo una beca de estudios en Saint Martins y con el oficio que le aportó trabajar en firmas de la industria pudo comenzar su marca lejos de los dictámenes de las tendencias y anticipándose a ellas. 

Cecilia se apoltrona en una de las sillas vintage y se refiere a su reciente  participación en la Bienal Iberoamericana de Diseño 2016 -celebrada a fines de noviembre en Madrid y en el espacio El Matadero- a la que fue convocada por un comité curador dedicado a diversas manifestaciones del diseño en la Argentina y a la que pudo viajar mediante el Fondo Argentino de Desarrollo Cultural y Creativo. “Tenía que presentar un trabajo que ya estuviera desarrollado y elegí “Botánica”, una colección que surgió luego de mi participación en una muestra colectiva en un vivero de Núñez. Fui convocada por un amigo pintor que suele hacer muestras en lugares insólitos del barrio y presenté un cuello enmarcado  inspirado en las flores que se guardan en los libros para ser conservadas entre sus páginas, -ya porque te las regalaron o te gustan-. Ahí se desprendió una colección cuyos colores reflejaron la luz sobre las plantas. Pero para la Bienal Iberoamericana presenté dos vestidos de lino de seda antigua, una capa con hojas y un cuello en tonos verdes, grises y negro y también participé de una serie de charlas llamada “Ráfagas”, articuladas en bloques cortos donde cada participante pudo hablar sobre su trabajo: para ese apartado preparé un video con palabras inspiradoras e imágenes de mis textiles. Si bien el acento de la bienal estuvo en el diseño industrial, mi participación quedó enmarcada en las innovaciones textiles vinculadas con las técnicas artesanales”. 

¿Qué representa la exaltación del cuello como accesorio y fetiche  entre tus colecciones? 

—Hice los primeros modelos de cuellos con bordados en 2009 y con la intención de reciclaje de los desperdicios de las telas que yo mando a bordar y también con la premisa de crear una pieza de diseño más accesible. Muchas de mis clientas comenzaron a comprarlos para exhibirlos, como un objeto textil. Cada pieza es única y representa además un modo de reúso de los restos de los calados láser. Yo los asocio con los cuellos de encaje de fines del siglo diecinueve y comienzos del siglo veinte pero la gracia está en cambiarlos de contexto. Mi hija mayor, Cata, a veces me pide un cuello bordado para ir a una fiesta y se lo pone sobre una remera básica.  

¿Cuál fue tu percepción sobre la Bienal y su apartado de diseño textil?

—Destaco como principal aporte la comprobación de que la estética actual se construye con trabajos de intercambio de saberes y de disciplinas. El manifiesto de la Bienal destacó que “El diseño tiene que construir puentes en lugar de muros” y al leerlo me sorprendió porque en simultáneo, en esos días en Buenos Aires, participé de un ciclo de Moda e innovación textil en el Centro Cultural de la Ciencia y en un apartado llamado precisamente “Puentes”. Fui invitada a interactuar con un científico y el vestido surgió de la labor conjunta con el biólogo marino Luis Capozzo, quien dirige el Museo de Ciencias Naturales. Nuestro diseño se llamó “Somos océano” y en su realización me remití a las estrellas marinas que reposan en los frascos del Museo. Contemplé los erizos y los corales de diferentes formas y colores e hice un recorrido por la biblioteca, con libros del siglo XIX y principios del XX. Creo que el diseño tiene que generar otras comunicaciones y piezas con otros valores.