La pelea por conseguir un nuevo espacio para el mítico Teatro del Pueblo tuvo hace unos días su capítulo definitivo: los y las teatristas que manejan el espacio compraron finalmente el inmueble ubicado en Lavalle 3636, donde hace algunos meses sueñan con mover su teatro. La adquisición fue posible gracias a las gestiones que desde la Fundación Somi -conformada por ese grupo de dramaturgos- hicieron con distintos organismos y también al aporte de algunos privados, que entendieron que el proyecto cultural que hace casi 90 años fundó Leónidas Barletta no podía desaparecer. De acuerdo siempre a cómo se desarrolle la obra edilicia, la idea es que la sala se inaugure en marzo del año próximo. En tanto, los responsables tendrán que abandonar el edificio actual el próximo octubre. 

La noticia de la mudanza no es nueva y tiene que ver con que el inmueble en el que actualmente funciona el Teatro del Pueblo (en Av. Roque Sáenz Peña 943) pertenece al Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, que en principio lo usaría para ampliar la actividad de su emblemático Centro Cultural de la Cooperación. Para no compartir programación y mantener el espíritu de su propio proyecto, la Fundación Somi decidió proyectarse en este otro espacio del barrio del Abasto, al que consideran “muy teatral”: “Estamos muy entusiasmados porque el lugar es fantástico, está en una zona muy cultural”, dice a PáginaI12 Roberto Perinelli, uno de los responsables del teatro junto con Tito Cossa, Bernardo Carey, Marta Degracia, Andrés Binetti, Mariela Asensio, Adriana Tursi, Raúl Brambilla y Héctor Oliboni.

La lucha para llegar al nuevo sitio fue larga y requirió de varias gestiones con el Instituto Nacional de Teatro, Proteatro y Argentores, entre otros organismos que ayudaron a financiar. Pero también trajo consigo una gran muestra de solidaridad: la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales organizó una jornada de recaudación y algunos teatristas como Javier Daulte donaron parte del dinero que se usó para comprar. 

De todos modos, si bien ya está la escritura, todavía resta poner en obra el lugar. La idea del equipo es mantener el esquema actual de dos salas, una grande y una chica, la última de las cuales todavía hay que construir. Además, también hay que levantar baños y terminar de ajustar algunos detalles más. Por eso, si bien tienen que dejar la histórica sede a finales de octubre de este año, la proyección para la inauguración del nuevo lugar es para marzo del 2019.

“Desembarcamos a un nuevo espacio pero con el espíritu de siempre, el de impulsar a la literatura dramática argentina sin diferencia alguna. Ningún dramaturgo local tiene la puerta cerrada del Teatro del Pueblo pero tampoco comprada. No importa si es joven, viejo. Lo que importa es que sea de calidad”, asegura Perinelli.