La cantidad de empleados en los supermercados se redujo nuevamente en febrero tanto en la comparación mensual como en relación con el año pasado. Según las cifras que ayer difundió el Indec, las cadenas de supermercados emplearon en el segundo mes del año a 91.907 trabajadores asalariados. Eso implica una baja del 1,2 por ciento frente al número de enero, lo que equivale a una merma de 1123 empleados formales. La comparación anual arroja una baja del 4,5 por ciento, una reducción de la plantilla de 4335 puestos. A pesar de que en febrero las ventas medidas en cantidades en los supermercados crecieron un 1,5 por ciento interanual, en el bimestre siguen un 0,9 por ciento por debajo del mismo período de 2017. En tanto, las ventas a precios constantes en los shoppings subieron en febrero un 6,6 por ciento.

El cambio de modelo económico  en detrimento del consumo masivo causó un cimbronazo en el sector del supermercadismo. Ese negocio depende en buena medida de la evolución del poder adquisitivo del salario, las jubilaciones y las asignaciones familiares, que son ingresos que mayormente se destinan al consumo. Se estima que entre los trabajadores formales el salario real estaba a fines del año pasado unos cuatro puntos por debajo de la marca de 2015, luego de que perdiera más de seis puntos de 2016 y no lograra recuperarlos enteramente el año pasado. Para este año, las perspectivas del salario no son buenas, lo cual incide en el volumen de negocios de los comercios en general y de los super en particular.

Más allá del nivel de las ganancias que reciben los accionistas, lo cierto es que los supermercados adoptaron una estrategia de achicamiento frente a las señales macroeconómicas. Incluso esa lógica comenzó antes del inicio de la gestión de Cambiemos. Según los datos del Indec, en diciembre de 2014 los supermercados empleaban a 103.740 empleados. Esa cifra se ubicó en 99.229 trabajadores en diciembre de 2015, y luego bajó a 96.813 en diciembre de 2016 y actualmente está en 91.907 empleados. Es decir que en tres años los supermercados se desprendieron de 11.833 trabajadores.

Por ello es que más allá de la situación de Carrefour, que es un gigante a nivel global, gran cantidad de supermercados medianos del interior del país junto a mayoristas advirtieron días atrás que la presentación del preventivo de crisis por parte de la multinacional francesa era visto como una puerta de entrada para otros reclamos de las empresas para achicarse minimizando costos.

Una de las claves para entender esa dinámica es la evolución de las ventas. En febrero, las ventas a precios corrientes subieron en la comparación anual un 22,9 por ciento, lo cual está algo por encima de la inflación oficial para ese período en alimentos y bebidas (21,7 por ciento) y equipamiento y mantenimiento del hogar (19,1). Por eso, el Indec calculó una suba interanual de las ventas medidas en cantidades del 1,5 por ciento en febrero. De todas formas, esa comparación que arroja una variación positiva se relaciona a un muy flojo febrero del año pasado. En ese momento, las ventas a precios corrientes subieron un 16,3 por ciento, contra una inflación general que rondaba el 34 por ciento. Como en enero pasado las ventas a precios constantes mostraron una caída del 3,1 por ciento, en el bimestre siguen registrando una baja del 0,9 por ciento frente a enero-febrero de 2017.

Por su parte, las ventas a precios corrientes en los shoppings mostraron en febrero un aumento de 24,1 por ciento respecto al mismo mes del año anterior. Eso implica un avance interanual del 6,6 por ciento.