“Es un formato complicado. Que sea breve no significa que sea más simple. Hay que presentar rápidamente una situación y, sobre todo, desarrollarla y llegar a un remate”, dice Daniel Casablanca, que está dirigiendo Zombie calificado, escrita por Javier Pomposiello Actúan el autor y Luciana Buschi. La página de Microteatro adelanta que es una historia de zombies, y Casablanca agrega que tiene en torno a los muertos “una vuelta muy argentina” y que “es muy para actores”. “Creo que, al ser tan pocos espectadores y tan cercanos al actor se pierde la distancia que hay en cualquier otro formato, y el actor está muy observado. Hay que acostumbrarse. Yo tenía prejuicios, por eso mismo quería participar”, cuenta el Macoco.

En consonancia, Melisa Freund opina que “el desafío más grande de trabajar con un formato breve tiene que ver con condensar un arco dramático en poco tiempo”. Ella dirige Angel, acerca del viaje espiritual de una madre y su hija adolescente, tras una tragedia. “La ventaja del formato y la repetición es que se pueden ir probando cosas y modificando permanentemente para que el material vaya creciendo”, agrega. Y concluye: “Las dimensiones de la sala generan un tipo de vínculo de mucha proximidad e intimidad. Decidí utilizarlo a favor y convertirlo en parte del mecanismo escénico. En general viene otro tipo de público que no es el ‘teatrero’, que se siente seducido por la propuesta. Que se acerque un público que tal vez de otra forma no vería mis obras y que se entretenga me parece una maravilla”.