‘La música evoca imágenes, deja intensas huellas en la memoria’, se lee en No puedo vivir sin música, historieta que nació de la mano dibujanta de Delius. ‘La música libera dopamina en el cerebro, como la comida, el sexo y la drogas’, se lee también, o ‘El silencio no existe’. Se trata de un libro en el cual la autora supo traducir recuerdos musicales propios y ese lugar de emotividad que no encontraba en otro lado. Y los tradujo dibujando y escribiendo diálogos en letra manuscrita, tipografía que parece instalar una experiencia distinta. Primaria. Un tiempo otro con ritmo de canción.”Estoy sola muchas horas al día en el tablero, sin la música qué sería de mí” –dice– y desde ese trampolín se lanzó a dibujar su historia musical, las canciones que musicalizaron su vida. “Me daba mucha curiosidad investigar cómo funciona la música, y como no sé interpretarla ni producirla, quería homenajearla desde la historieta”, dice Delius. Ese toque mágico que tiene la música le cambia el humor y le da “un ambiente armónico a mis pensamientos y emociones”, revela. “La siento profundamente y de una manera instintiva”.

Editado por Tren en movimiento, el libro invita a desplegar sus páginas (casi como si fuera un LP doble) para entrar en el universo Delius. Cada página se abre como una capa que esconde la sorpresa de no saber qué se encuentra después. “Yo disfruto mucho escuchándola pero no puedo tocarla, entonces la estoy dibujando”, cuenta el personaje de la autora desde la cubierta de la publicación. No puedo vivir sin música desarrolla un recorrido con forma de conversación en ocho diálogos divididos en cuatro momentos. Así, este trabajo delinea además un breve historia de la música (“¿Cómo sonaba la música en el Renacimiento?”), da cuenta de su relación con las sensaciones (“Puedo cambiar de humor si escucho algunas canciones”), de los efectos neurológicos que produce (“El tímpano vibra cuando llegan las ondas sonoras”), y hasta de los avances tecnológicos que ha atravesado. Por eso, toda la belleza sutil de esta historieta reside en ese transcurrir que deambula entre dibujos y diálogos donde las escenas fragmentan también una historia familiar-musical. “Este libro implicó recordar momentos de mi vida que estuviesen ligados a determinados temas musicales, mi papá es italiano, en mi casa siempre sonó Ornella Vanoni y se cocinó muy bien, sobre todo la pasta, los canelones. Vinieron a mi mente muchos festejos, salidas, recuerdos tristes también; traté de unir todo eso con un espíritu positivo, reflexionar sobre cuáles son mis preferencias musicales según mis vivencias. Repasé muchos discos y canciones con sus momentos asociados, muchos quedaron afuera también, hice una selección que me sirvió para cada parte del libro”. Aguas de marzo, Quedándote o yéndote, Carlos Gardel, Jimmy Hendrix, Bjork (“el presente visionario”, como la llama Delius), Los Beatles y Luca Prodan, entre tantxs otrxs. “Quise mirar al pasado para entender mi presente, mi carácter, mi contexto. También investigar, leer, ver documentales, buscar respuestas científicas y filosóficas a ese carácter temporal del arte y su conexión con la experiencia sensible de la vida”. 

A lo largo de la historieta aparece un pajarito interlocutor. Delius quería que el trabajo tuviera forma de conversación: “El discurso de dos amigos míos está representado de alguna manera por la voz del pajarito. Quería también que el diálogo se diera con algún animal que cantara, así que un ave me pareció lo mejor; elegí la alondra, porque su canto está relacionado con el despertar y me gusta mucho como suena”.