Durante su presidencia en el INTI se fortalecieron las economías regionales, tanto en la tecnificación como en la capacitación sobre el uso de las innovaciones.

–Cuando empezamos había 10 centros en el INTI en todo el país. Cuando terminamos, en 9 años de gestión, había al menos uno en cada provincia. Esos nuevos centros se aplicaron a tratar de entender los problemas regionales y de resolverlos con actores locales. Incluso nos animamos a proyectos muy ambiciosos, como por ejemplo el desarrollo de un automóvil utilitario barato para las zonas más marginales de la Argentina, donde el diseño del vehículo se había hecho en conjunto entre proveedores de componentes y los usuarios. 

Teniendo en cuenta que el gobierno actual no promueve el desarrollo de la industria, ¿la situación actual en el INTI era lo que usted esperaba o es peor?

–Es peor. Pero era esperable en buena medida porque hay un punto que está siendo ignorado y es que el gobierno kirchnerista se quedó a mitad de camino con la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología. El Ministerio, desde sus inicios, fue el brazo del Conicet, y el INTI, el INTA, la CNEA y la Conae no pertenecen al mismo. Cuando aparece el actual gobierno neoliberal, que quiere reducir los controles sobre las empresas, es lógico que su principal objetivo sea cargar sobre los controles ejercidos por el INTI y el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria). Yo esperaba que esto sucediera, pero no esperaba que los trabajadores tuvieran tan nulo apoyo del ámbito ministerial.

¿Cómo define el neoliberalismo del gobierno de Cambiemos?

–Los componentes del Gobierno tienen estructuralmente un pensamiento neoliberal pero son instrumentos más que actores, porque no son protagonistas centrales. No es que haya un gran líder de una corporación multinacional sino que está el presidente de la filial argentina de esa corporación. Los CEO se creen que son amos del poder económico, cuando en realidad son meros amanuenses. Es un nuevo neoliberalismo periférico que ni siquiera tiene autonomía de pensamiento