Las compañeras y compañeros de trabajo de Marcela Coronel, la enfermera del Hospital Italiano asesinada el lunes, iniciaron “una campaña de movilización para reclamar el esclarecimiento de este femicidio”, anunció César Latorre, dirigente de la Junta Gremial interna. Los y las trabajadoras que conocían a la víctima, que trabajaba en el sector Maternidad, confirmaron que tenían conocimiento de que “había sufrido violencia de género de parte de su pareja, por celos”. Por su parte, Gabriel Guevara, el marido de la mujer asesinada, admitió que tenían “algunas peleas por celos normales, como toda pareja, pero nunca nos fuimos a las manos”. Como coartada, el hombre que trabaja en una agencia de seguridad derivó las sospechas hacia supuestos “narcos” que lo habrían amenazado hace unos meses en uno de los lugares donde cumple tareas de vigilancia privada. 

Cuando se le pidió precisiones sobre quiénes y en qué lugar lo habían amenazado, Guevara dijo que fue en el Centro de Integración Monteagudo, en el barrio de Parque Patricios, que desde hace más de siete años viene desarrollando una tarea solidaria para dar vivienda y comida a más de cien personas que viven en la calle. Horacio Avila, director del Centro, salió al cruce de las declaraciones de Guevara: “No niego que pueda haber personas que están saliendo del consumo de drogas o que tuvieron adicciones, pero es ridículo pensar que entre nosotros tenemos un sicario al estilo de (Pablo) Escobar Gaviria”. 

PáginaI12 ha concurrido más de una vez a realizar entrevistas con personas que concurren o que viven en el hogar, ubicado en Monteagudo 435, donde reciben asistencia médica, psicológica y participan en talleres, y publicaciones que surgieron a partir del libro La calle no es un lugar para vivir, del que Avila es coautor con Griselda Palleres. Avila, en declaraciones a C5N, dijo que Guevara es karateca y tuvo algunas discusiones con las personas que concurren al centro comunitario, pero insistió en que “no hay ningún elemento que pueda corroborar la existencia de un narcotraficante entre nosotros”. 

Guevara, por su parte, aseguró que no tuvo “nada que ver” en el homicidio de su esposa, aunque admitió que “para ellos”, en alusión a los responsables de la investigación, “soy sospechoso y por eso vengo a dar la cara”. La causa está a cargo de la fiscalía número dos de Lomas de Zamora y del juez Gabriel Vitale.