El tenis argentino rememoró ayer sus mejores épocas en Roland Garros con las victorias de Juan Martín del Potro sobre el estadounidense John Isner por 6-4, 6-4 y 6-4 y de Diego Schwartzman ante el sudafricano Kevin Anderson por 1-6, 2-6, 7-5, 7-6 (7-0) y 6-2. Hay que retroceder hasta 2005 para encontrar dos representantes argentinos en los cuartos de final del segundo Grand Slam de la temporada. En aquella ocasión, cuando Rafael Nadal se aprestaba a ganar el primero de sus diez títulos, Mariano Puerta y

Guillermo Cañas se midieron por un lugar en las semifinales. Puerta terminaría llegando a la final, que perdió ante un jovencísimo y prometedor Nadal. Un año antes, Guillermo Coria y Gastón Gaudio habían luchado por el título en un partido lleno de drama y de altibajos. Al final, Gaudio ganó el trofeo de una edición que tuvo a tres argentinos en las semifinales.  

* Delpo sin altibajos. El mejor argentino del ranking mundial estuvo en duda hasta último momento por un pequeño desgarro sufrido en el torneo de Roma. Pero Del Potro se recuperó, llegó a París y hasta ahora perdió solo un set, en su debut ante Jérémy Chardy. En la superficie que más exige a su físico, el juego de la Torre fluye con solidez, como se notó ayer en el court Suzanne Lenglen. El tandilense, quinto favorito, empleó 1 hora y 59 minutos para superar a Isner, noveno preclasificado, a quien ahora aventaja 7-4 en el circuito ATP. Con este triunfo, Delpo quedó a una victoria de igualar su mejor actuación histórica en Roland Garros, que fueron las semifinales de la edición 2009, cuando cayó con el suizo Roger Federer.

“Con Isner nunca sabés qué va a pasar hasta que termina el partido. Saca muy fuerte y te exige todo el tiempo”, reflexionó Delpo después del triunfo. “El partido fue un poco lo que esperaba. Sabía que cualquier quiebre era clave para sacar ventaja y ganar el partido. Me tocó quebrar a mí tres veces y las aproveché”, concluyó.

Del Potro tendrá como próximo rival al croata Marin Cilic (3) –quien ayer debió batallar durante cinco sets para eliminar a Fabio Fognini por 6-4,6-1, 3-6, 6-7 (4-7) y 6-3–, en lo que será una reedición del histórico cruce que tuvieron en 2016 en Zagreb cuando Argentina ganó la Copa Davis por primera vez en su historia. El historial entre ambos muestra una abrumadora paternidad del tandilense, con diez victorias contra dos derrotas, la última de ellas en el Masters 1000 de Canadá en 2011. 

* Un Peque heroico. Schwartzman consiguió ayer un triunfo épico. Como David ante Goliat, explicó después del encuentro. “Quiere decir que con menos fuerza y con un poco menos de altura que Anderson pude dar vuelta al partido”, dijo.

El Peque había perdido los dos primeros sets ante Anderson, número 7 del mundo y sexto preclasificado en el certamen parisino que lo dominó  a partir de su potente saque, con el que logró una docena de aces. Pero algo cambió a partir del tercer set. El duelo se mostró más parejo, con el Peque sacando a relucir su guapeza y coraje. Anderson comenzó a sentir en su físico el ritmo que le imprimió al partido en el arranque y comenzaron a aparecer  grietas en su juego. La paridad del set se mantuvo hasta el séptimo game, cuando el sudafricano quebró y parecía que el partido tenía un final anunciado. Pero el argentino mantuvo el saque, recuperó el quiebre en el décimo para ponerse 5-5, y luego tomó un envión anímico para llevarse por delante al oriundo de Johannesburgo y ganar el parcial por 7-5.

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“Me tocó quebrar tres veces y aproveché”, sintetizó Del Potro.

El cuarto set fue un calco del anterior. Anderson quebró el saque del Peque para adelantarse 5-3 y sacaba para quedarse con el pase a cuartos, pero Schwartzman no se entregó, recuperó el quiebre y estiró la definición hasta el tie-break, en donde apabulló al sudafricano con un contundente 7-0.

En el quinto y definitivo, Schwartzman se mostró mucho más entero física y mentalmente que Anderson y, a partir de eso, fue edificando punto a punto una victoria histórica, ya que fue la primera sobre un top ten en polvo de ladrillo y la primera vez en su carrera que revierte una desventaja de dos sets. En lo que fue un concierto de quiebres, ya que en los primeros cinco games ninguno pudo mantener su servicio, Schwartzman logró pisar fuerte en el sexto, cuando mantuvo el suyo para el 4-2, y logró adueñarse del saque de Anderson en el séptimo para liquidar el partido en el octavo con un ace.

“No sé cómo hice para ganar. Anderson jugaba increíble y no había por dónde entrarle. Incluso sacó para partido dos veces. El quinto set fue un drama, pero su físico no le ayudó”, comentó el Peque, muy emocionado en el court Suzanne Lenglen, apenas consumada la victoria.

En cuartos de final, Schwartzman se medirá con el español Rafael Nadal, máximo ganador de Roland Garros con 10 títulos, quien ayer superó al alemán Maximilian Marterer (70) por 6-3, 6-2 y 7-6 (7-4).