Tres de cada cuatro argentinos afirman que es perjudicial para el país el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. El ciudadano común tiene en claro que las consecuencias de esos acuerdos son mayores ajustes, caída en los sueldos, recortes en jubilaciones y pensiones, recesión y retrocesos en educación y salud. Aunque hasta ahora el Gobierno intentó presentar lo firmado como una especie de ganga, casi un regalo, la gente lo percibe como un elemento más en lo que considera mala o muy mala gestión de Mauricio Macri. Apenas una de cada tres personas aprueba lo hecho por la administración Cambiemos y la cuestión ya repercute en el panorama electoral del oficialismo: los ciudadanos que dicen que van a votar a candidatos opositores superan hoy en 16 puntos a quienes dicen que votarán a candidatos del oficialismo. 

No faltan quienes acuerdan con la idea de que el préstamo del FMI tiene primordialmente un ingrediente político: apunta a que Cambiemos tenga el dinero y el aire para ganar el año próximo. 

Las conclusiones surgen de la encuesta que mes a mes realiza, en forma exclusiva para PáginaI12,  el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), la consultora que lidera Roberto Bacman. En total fueron entrevistadas 1200 personas de todo el país. Los técnicos respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. Las encuestas fueron telefónicas. 

“Las opiniones sobre Mauricio Macri perforaron un nuevo piso en este estudio –señaló Bacman–. Está en su peor nivel desde que asumió. Apenas un 32,8 por ciento aprueba la gestión del Gobierno. Pero lo más preocupante para el oficialismo reside en el factor negativo: más de seis de cada 10 argentinos tiene imagen negativa o desaprueba lo gestionado por el actual Presidente.”

“La crisis desatada por la corrida cambiaria, las altas tasas de inflación, el costo de las tarifas y un país recesivo, impactan directamente en la figura y el rol del Presidente y decanta en un importante capital político perdido, que lo posiciona en un nivel difícil de remontar”, analizó Bacman. Y añadió: “Hay que pensar que Macri perdió 23 puntos de imagen positiva en relación con diciembre de 2015. Además, y tal como se observó en la encuesta de mayo pasado, la tendencia negativa en el segmento de los independientes se profundizó y de este modo queda más firme la reversión en el clima de época y las opiniones estructurales”. Según Bacman, esa reversión es lo que compromete “la ventaja comparativa que por más de dos años logró Cambiemos  en este segmento, tan importante desde el punto de vista electoral”. O sea que “una importantísima proporción de los que no se consideran opositores pero tampoco de Cambiemos, los que estaban bastante en el medio, ahora opinan mal o muy mal del Presidente”.

Futuro

Uno de los graves problemas que afronta la Casa Rosada es que una mayoría perdió las expectativas sobre un futuro mejor. Siempre el argumento de Cambiemos consistió en que se planteaban dificultades, pero que había que afrontarlas porque el futuro marcaría un avance. En esa línea siempre fueron las consignas del oficialismo relacionadas con “el segundo semestre” o “lo peor ya pasó”. Esta última fue repetida en tres tiempos distintos, incluyendo la apertura de sesiones del Congreso tanto en 2017 como en 2018. 

Bacman refirmó que “el dato obtenido es contundente: casi siete de cada 10 argentinos posee pocas o nulas expectativas de mejoras de la economía para los próximos meses”. Para él es “na cifra que no se debe tomar a la ligera, en tanto da cuenta de una sociedad que percibe el futuro económico del país sin esperanza alguna”.

“Las promesas de campaña, los vientos de cambio y hasta la esperanza de una Argentina con bajo índice de inflación y pobreza cero han quedado en el olvido”, dijo el fundador de CEOP. “Lo que fue un diferencial y una fortaleza en tiempos de campaña y en los primeros dos años de gestión, incluso aprovechado al máximo por Cambiemos como para imponerse en la elección legislativa de medio término, ha comenzado a transformarse en una debilidad manifiesta”.

Fondo

A todo eso se agrega ahora el acuerdo con el FMI. La encuesta del CEOP se empezó a hacer antes de que el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, concretaran el anuncio en conferencia de prensa, el jueves 7. Pero como ya se daba por descontado el crédito del Fondo, la consultora incluyó la pregunta. 

Las respuestas fueron categóricas: nada menos que el 74 por ciento consideró que un eventual acuerdo era perjudicial para el país, frente a un 20,7 que lo vio beneficioso. 

Lo más preocupante para Cambiemos es que una proporción importante de sus propios votantes, casi el 33 por ciento, también considera el acuerdo perjudicial e igual de serio para el oficialismo es que una gran mayoría de los independientes lo ve con malos ojos: 76,4 por ciento de los que no se consideran ni oficialistas ni opositores dijeron que un pacto con el FMI les parecería malo y perjudicial para la Argentina.

Urnas

En ese marco se empieza a esbozar la cuestión electoral. En estos días no faltaron los analistas que percibieron en el acuerdo con el Fondo una jugada más política que económica: dotar a Cambiemos del dinero para sostener el plan hasta los comicios y evitar así el regreso de lo que ellos llaman “el populismo”. 

Por supuesto que todavía falta un año para la puesta en marcha del proceso. Sin embargo, la campaña bien podría despegar cuando termine el Mundial. Esa es la razón por la que el CEOP empezó a sondear el panorama en la opinión pública. 

Como todavía no hay candidatos instalados, salvo el propio Macri, la consultora sondeó algo mucho más general, la intención de voto por candidatos oficialistas u opositores. De entrada, los que van a apoyar la opción que hoy está en el Gobierno llegan al 31,5 por ciento, mientras que los que se inclinan por variantes opositoras reunirían el 47,8 por ciento. Hay una enorme diferencia, pero conviene reparar en dos aclaraciones: 

Respecto de la oposición, la mirada de Bacman insiste en los ingredientes necesarios de cara al 2019: “Existe un dato de la realidad que los dirigentes peronistas deberían tener en cuenta. En la actualidad la mayor parte de la sociedad argentina estaría dispuesta a votar una opción opositora. Pero para respaldar tal predisposición es menester construir una alternativa opositora que incluya de manera ineludible un modelo de gobernabilidad que implique otro proyecto de país, que tenga la capacidad de seducir a los propios opositores y captar nuevamente a los independientes. Mientras la oposición peronista se mantenga dividida, el oficialismo sigue contando con la ventaja comparativa. No sólo por la posibilidad de ir a un ballottage, sino porque Cambiemos podrá trazar estrategias electorales para captar a los votantes peronistas desencantados, una parte de los que en 2015 optaron por Daniel Scioli o por Sergio Massa”.

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