Nantes, en el noroeste de Francia, seguía ayer con el clima caldeado luego de los disturbios que tuvieron lugar durante la noche del martes por la muerte de un joven de 22 años a manos de la policía. Esa noche, según las cifras oficiales, fueron incendiados 30 automóviles y varios negocios de la zona en repudio del asesinato. 

Según la Fiscalía, la víctima dio una identidad falsa durante un control policial. Al parecer, cuando los uniformados le pidieron que los acompañara a la comisaría, el conductor intentó evitarlo dando marcha atrás con el vehículo. En ese movimiento, uno de los policías fue golpeado en la rodilla y su compañero respondió abriendo fuego contra el conductor, que murió más tarde en el hospital. 

Según informó el fiscal Pierre Sennès, existía una orden de detención procedente de la región de París, contra el hombre que era buscado por robo, encubrimiento y asociación criminal. Sobre el accionar del policía, el fiscal dijo no estar aún en situación de responder si el funcionario actuó de forma adecuada al abrir fuego.

Varios medios franceses citaron a presuntos testigos que contradicen la versión policial. La noticia sobre la muerte del joven desató la ira de numerosos habitantes del barrio de Nantes, que dijeron que querían vengarse, según comunicó la emisora France Bleu. El diario regional “Ouest-France” señaló que grupos de jóvenes lanzaron cócteles incendiarios contra los policías, que respondieron a su vez con gas lacrimógeno.

“Los daños son considerables”, dijo la prefecta Nicole Klein a la emisora BFMTV, quien afirmó que fueron varios los barrios de Nantes en los que se produjeron disturbios.

El ministro del Interior, Gérard Collomb, condenó “los actos de violencia y la destrucción inaceptable” y llamó a la calma, según un comunicado de su Ministerio. Collomb prometió usar “todos los medios necesarios” para “tranquilizar la situación y evitar cualquier nuevo incidente”. El ministro consideró, además, que es tarea de la Justicia establecer las circunstancias de la muerte del conductor.

Ayer por la tarde la situación en Nantes seguía siendo tensa. Según detalló Klein, dos automóviles y un minibús fueron incendiados. Para evitar nuevos disturbios, varios policías hicieron guardia por la zona durante la noche. 

Sennès contó que el ambiente en el barrio de Breil, donde se produjo el incidente, ya era tenso antes. La semana pasada varias personas dispararon balas contra la fachada de un edificio y una chica resultó herida. Por eso, en los últimos días, se había reforzado la presencia policial.

Los sucesos recuerdan a los disturbios que sacudieron a Francia en 2005. En aquel momento, dos jóvenes que huían de la Policía cerca de París se electrocutaron al meterse en la cabina de un transformador. El accidente desató una ola de revueltas juveniles durante semanas en todo el país.