Catalina es una nena de seis años hipoacúsica que vive en la localidad de Dique Luján, en el partido de Tigre. Ella empezó este año el primer grado en la Escuela N°16, que queda a pocas cuadras de su casa. Allí acude una vez por semana una maestra integradora de la Escuela de Educación Especial (EEE) N°506 de Tigre y una vez por semana Catalina va a contraturno a la EEE de Tigre, que queda a 15 kilómetros de su domicilio. “Esa es la manera que encontraron para que vaya teniendo técnicas de estudio que le sirvan. Porque cada chico sordo o hipoacúsico tiene distintas particularidades”, explica Jimena Vandolino, la mamá de Catalina. Cuenta que hace dos semanas le avisaron que en la Escuela N°16 van a sacar el Equipo de Orientación Escolar, que está conformado por la asistente social, la fonoaudióloga y la psicopedagoga, que ayudan a la maestra con los temas pertinentes para que las actividades escolares puedan amoldarse a las necesidades de Catalina. “Después nos enteramos que las maestras de la (EEE) 506 van a ser reducidas, porque según el Estado sobran ocho maestras, y así Catalina se quedaría sin maestra integradora”, resume con angustia la mamá, porque sabe que las maestras de aula no tienen la capacitación necesaria para trabajar con una nena hipoacúsica. “Sin el gabinete, sin la maestra integradora y sin la escuela especial a Catalina le falta lo principal para su educación. El sentimiento que tenemos es de desamparo total, de abandono”.