Entre lágrimas y abrazos largos se fue desarmando el acto que Memoria Activa realizó ayer, a 24 años del atentado a la AMIA, bajo la consigna “Señores jueces, exigimos justicia”. Tres años después del inicio del juicio por encubrimiento, la referente de la organización, Diana Wassner, el abogado Rodrigo Borda, el periodista Néstor Espósito y los humoristas Roberto y Eial Moldavsky hablaron ante un centenar de personas que se cubrían de las últimas gotas de lluvia para denunciar “la impunidad que crece y que engorda con cada acción e inacción de los encargados de desviar la investigación del atentado”.

“Quiero detenerme en quienes estamos aquí hoy, cargando en nuestras espaldas algo que no elegimos y de lo que nunca quisimos ser parte. Las víctimas del atentado y los familiares no elegimos ser parte de esta cara de la vida”, expresó Wassner, esposa de una de las 85 víctimas, el arquitecto Andrés Malamud, que trabajaba en la reforma del edificio de Pasteur 633 en el momento en que se produjo el ataque. En lo que fue el tercer acto del día para conmemorar el atentado (por la mañana se realizó el acto oficial, con la presencia de funcionarios nacionales y, por la tarde, el de la asociación 18-J), Wassner continuó: “Nosotros no elegimos esto, pero en la sala están los privilegiados que sí pudieron elegir, y eligieron construir una mentira para tapar la verdad, desaparecer pruebas, destruir elementos e inculpar inocentes”. Apuntaba al ex presidente Carlos Menem, el ex juez de la causa Juan José Galeano, dos de los tres fiscales, el ex jefe de Inteligencia Hugo Anzorreguy, el entonces presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) Rubén Beraja, el ex jefe de la Unidad Antiterrorista de la Policía Federal Jorge “Fino” Palacios y el reducidor de autos acusado de haber entregado el vehículo usado como coche-bomba Carlos Telleldín, todos ahora sentados en el banquillo de los acusados en el juicio por encubrimiento que está en las instancias finales y es un proceso casi inédito en el mundo. 

Borda –abogado a cargo de la querella de un grupo de familiares de víctimas– destacó que “a ninguno de los imputados se lo acusa por negligencia, desidia o ineptitud; la participación que les atribuimos a todos ellos en las maniobras de encubrimiento y desvío de la investigación es dolosa y deliberada”. Además, señaló que “la respuesta infame del Estado después del atentado de la AMIA constituye, sin lugar a dudas, una verdadera tragedia institucional” y aclaró que los familiares no sólo son víctimas directas del atentado terrorista, sino que también “son víctimas de la impunidad, de la falta de verdad y de la falta de justicia”.  

A su turno, Espósito, destacado por la cobertura que viene haciendo de la causa, enfatizó: “Ustedes no le importan a nadie, el poder se les ríe en la cara, y eso me subleva”. El periodista, que recordó a Pablo Jacoby, abogado de Memoria Activa en la causa principal AMIA desde 1998 y en la causa ante la CIDH/OEA, les manifestó a los familiares de las víctimas su respeto y admiración “porque hace 24 años que siguen adelante con este dolor en las espaldas reclamando justicia”.

“¿Por qué nosotros podemos permitirnos sonreír?”, preguntó Roberto Moldavsky con los 85 nombres pintados en blanco sobre negro de fondo, y bajo un cielo un poco menos gris. “El acto oficial no puede hacerlo. Nos permitirnos ese recreo, porque Memoria Activa no es amiga de ningún gobierno de turno y, de hecho, tiene el triste récord de ser ninguneada de forma consecutiva por todos”, lanzó el humorista, y continuó: “Los que estaban hoy a la mañana en el corralito VIP o en el palco no sé si están para reírse”, en alusión al acto convocado por AMIA y DAIA, del que participaron la vicepresidenta Gabriela Michetti, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj. Eial Moldavsky aseguró que “hay complicidades que no se pueden tolerar más; si están dispuestos a arrogarse el acto de AMIA en nombre de las víctimas para no hablar del único juicio activo real que está sucediendo hoy en la causa, esa complicidad yo no la puedo tolerar”. “La palabra víctima es deshumanizante. No son víctimas, son personas con historias atrás”, concluyó.

Informe: Sibila Gálvez Sánchez.