Mientras una mujer, de 34 años, agoniza en Mendoza, y otra, de 22 años, murió el sábado a la noche en Santiago del Estero, como consecuencia de abortos clandestinos, el Senado se prepara hoy para dar un debate histórico, con final incierto. 

Los poroteos hasta el momento revelan que los tres sendorxs de cuatro provincias del norte –Salta, Jujuy, La Rioja y Santiago del Estero– y San Juan votarán hermanados por el aborto clandestino. Las cinco están dentro de las 12 provincias con tasa más alta de embarazo en la adolescencia, por encima del promedio nacional (Salta ocupa el 4° lugar, Santiago del Estero, el 5°, Jujuy, el 8°, San Juan, el 11°, y La Rioja, el 12°): entre el 22 y el 17 por ciento de los nacimientos corresponden a madres menores de 20 años. Entre 7 y 8 de cada 10 adolescentes que dan a luz declara que no tuvo intención de embarazarse, según datos oficiales. Son provincias con una fuerte injerencia de la Iglesia Católica en la enseñanza pública. En la mayoría de ellas, la educación sexual integral llega a cuentagotas. 

Del bloque Cambiemos y aliados, según los conteos preliminares, solo votarían a favor 4 de sus senadores y 6 en contra; entre radicales, apenas apoyarían la despenalización y legalización del aborto 4 (entre ellas una sola mujer, y cuatro en contra) y otros cuatro seguro en contra –los cuatro restantes estarían todavía dudosos aunque más cerca del rechazo–; en el PJ, habría 11 votos a favor, 14 en contra y 2 no definidos (José Alperovich, de Tucumán, y Omar Perotti, de Santa Fe); y del FpV, 8 a favor, y una en contra (Silvina García Larraburu, de Río Negro, que dio vuelta su voto el domingo). Paradójicamente, el kirchnerismo que obturó el debate sobre el aborto en el Congreso durante su gestión, finalmente será la bancada que proporcionalmente más voluntades sumará en busca de consagrar como un derecho la decisión de las mujeres sobre su propio cuerpo. 

La discusión por el aborto dejó al descubierto algunas contradicciones como el hecho de que la Comisión Banca de la Mujer, que se creó en 2008 para promover una agenda de derechos de las mujeres en esa Cámara, esté presidida por la catamarqueña Inés Blas, del bloque justicialista, fervorosa militante antiderechos. 

El voto cantado del ex presidente Carlos Menem es muestra de la doble moral que caracteriza a varios en el Senado: según contó su ex esposa Zulema Yoma, la acompañó a abortar en 1968. “Carlos Menem me apoyó. El estuvo de acuerdo. Inclusive, yo no conocía a nadie en La Rioja (para que me lo practique) y él me acompañó”, contó la ex primera dama a este diario en 1999. Como senador por esa provincia, Menem expresó su rechazo al proyecto de Interrupción Voluntaria de Embarazo. 

El aborto abrió otras grietas: la radical Inés Olga Brizuela y Doria, activa militante antiderechos, tiene que lidiar discusiones con su hija adolescente, que está a favor y participó de la vigila en la previa de la media sanción en La Rioja y tiene el pañuelo verde como parte de su atuendo. Igual que la hija de Perotti, que celebró la aprobación en Diputados en las redes sociales. 

El mundo nos mira como la Irlanda latinoamericana: corresponsales de las principales cadenas de noticias internacionales llegaron al país para seguir la sesión de hoy. Ojalá podamos celebrar como en mayo lo hicieron las mujeres en el país más católico de Europa.

La criminalización, está claro, no disuade a las mujeres de abortar, en la desesperación de un embarazo que no quieren continuar. Senadoras y senadores deberán decidir si siguen empujando a las mujeres a la clandestinidad, con los riesgos que esa situación acarrea, o les garantizan prácticas seguras y gratuitas. Si se impone el rechazo, habrán ganado las creencias religiosas y los preceptos morales de la Iglesia Católica por sobre las evidencias científicas. El aborto seguirá siendo un problema de salud pública, justicia social y derechos humanos. Pero la ola verde es imparable y terminará tiñendo, más tarde o más temprano, hasta las posiciones más resistentes.