Mientras la calle desborda de gente que desafía el frío y la lluvia, mientras en las carpas de las organizaciones la imaginación se fuerza para  diseñar escenarios posibles cuando en el Palacio las voces que se escuchan parecen estar tan lejos de ese temblor social que agita cantos, murgas, bailes improvisados, siempre con el mismo lema: aborto legal; una acción se tramó en para apoyar y sostener la decisión que ya tomó más de la mitad de la sociedad. A la clandestinidad del aborto no se puede volver y en la calle, en los barrios, en cada lugar donde las mujeres y otras identidades disidentes hicieron oír su voz, en la calle el aborto legal es ley. Y por eso se llamó a un “Cacerolazo federal por el aborto legal” a las 22 horas de este mismo día histórico las organizaciones políticas y sociales, con el acompañamiento de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Ningún número “da”, salvo el de la calle: los 31 senadores que ya anunciaron su voto a favor de la legalización del aborto representan a 21.703.194 argentinos; los 37 senadores que dicen que lo rechazarán representan a 16.538.457 argentinos. Es una crisis de representación que hace temblar que sin dudas tendrá repercusiones en las próximas elecciones.

El cacerolazo es una forma de sumar a quienes no pudieron o no pueden sostener la movilización en torno al Congreso, sencillamente porque ya no hay espacio en las calles en las que se decidió sostener la marea verde. Se espera que las cacerolas amplifiquen la voz de un movimiento feminista que ya cambió la conciencia de las mayorías.