El ex secretario de Energía de Alfonsín, Jorge Lapeña, integra el denominado grupo de los ex secretarios. En agosto de 2016, fue nombrado –junto al resto de los integrantes– consejero consultivo del Ministerio de Energía a través de la Resolución 164. Despedido el ministro Juan José Aranguren, los ex secretarios –y entre ellos principalmente Lapeña y Daniel Montamat– se desmarcan de su gestión y comienzan a criticarla.

El quiebre de Lapeña con Aranguren se dio como consecuencia del proceso de privatización de Transener, estallando a comienzos de este año y derivando en su renuncia como director de Enarsa. Salvo esa excepción, Lapeña se mantuvo callado hasta el desplazamiento de Aranguren. Fue recientemente entrevistado por La Política online y comienza desvinculándose de la gestión del representante de Shell en el Poder Ejecutivo, a pesar de haber sido su consejero consultivo bajo la órbita de la Secretaría de Planeamiento Energético Estratégico. 

Pero en las críticas hubo algo todavía más grave. Consultado si veía viable la idea del actual ministro del área, Javier Iguacel, de “ir a una situación de libre competencia en el mercado del gas, donde Cammesa licita las compras”, respondió: “La Corte Suprema estableció en su fallo de 2016 que el precio de gas natural en boca de pozo es un precio regulado de la economía y que debe fijarlo el Poder Ejecutivo. Yo creo que eso es lo que debe hacerse. Ahora, esa regulación no puede ser caprichosa, debe ser objetiva, retribuyendo costos eficientes de los productores y asegurando una razonable ganancia”. Menciona el fallo de la Corte, pero se cuida de hablar de la razonabilidad y gradualidad en la fijación de las tarifas.

¿Cree Lapeña que se cumplió con estos criterios? Se desprende de esa frase que para él la “regulación” del precio durante la era de Aranguren fue “caprichosa”, es decir, no hubo regulación alguna. Notable que recién ido el representante de Shell se queje al respecto. Finalmente, y por más increíble que parezca, opinó: “Creo que lo que hizo la administración de Aranguren fijando un sendero creciente en dólares, que no está relacionado con los costos, es un error muy importante que es lo que terminó de desbalancear todo, incluso la parte buena que se había hecho. De manera que eso hay que reverlo. Lo que yo haría es regular el precio del gas, hasta que el sistema sea competitivo y estable, que ahora no lo es. A lo mejor son tres años”.

Error

Un mes y medio de despedido Aranguren, Lapeña dice que los precios del gas en boca de pozo fijados por el ex CEO-ministro no sólo no guardan relación con los costos, sino que se trata de un “error muy importante”. Que los precios hayan estado divorciados de los costos significaron que las tarifas pasaron a ser impagables, decenas de miles de comercios y PyMEs quebraron; la gente vive cada vez peor y corre riesgo su salud y sobrevivencia en los lugares donde el invierno pega más fuerte. Pero para Lapeña que las empresas ganen fortunas derivadas de un precio que no guarda relación con los costos es un “error”. 

La dolarización de los precios del gas y su escalada se fijaron a fines de noviembre de 2017. Pero ese sendero obedece al camino trazado por la Resolución 212 de octubre de 2016 y subsiguientes. En otras palabras, Lapeña está diciendo -sin decirlo, por supuesto- que los aumentos son una estafa ya que los precios del gas y, con ellos su traslado a la tarifa, no estaban fundamentados en los costos.

Hay algo todavía más grave: ¿Por qué Lapeña y el Consejo Consultivo no advirtieron del mencionado “error” en las audiencias públicas de principios de 2018 o de fines de 2017? De hecho, al recomendar “regular el precio del gas, hasta que el sistema sea competitivo y estable, que ahora no lo es”, Lapeña está emitiendo públicamente una crítica o consejo al nuevo ministro. ¿Por qué no obró igual en tiempos de Aranguren?

Juan José Aranguren.

Petroleras

Por último, la frutilla del postre. La cita textual de Lapeña en la entrevista dice: “… de un lado tenemos a la corporación petrolera, que son cuatro actores importantes y del otro a 45 millones de personas. Me parece que antes de dar ese paso [liberar los precios como pretende Iguacel] debería convocarse un panel de expertos no dependientes de las petroleras, para pedirles una opinión sobre el paso que se quiere dar. Digo, ojo con el zorro libre cuidando a las gallinas libres en el gallinero libre, porque esto termina de una sola forma, con el zorro comiéndose las gallinas”. En noviembre de 2017 fue suscripto el acuerdo base entre productoras y distribuidoras en materia de precios del gas en boca de pozo. ¿Se debe suponer que el Consejo Consultivo no fue independiente de las petroleras?

A través de ese acuerdo base, las productoras y distribuidoras cartelizaron y fijaron precios unificados por Cuenca, en dólares. Se asignaron entre sí cuotas de mercado y dejaron en la nebulosa los precios de compra del gas para los picos de la demanda (invierno). Frente a la posibilidad de liberar los precios, Lapeña advierte que no dará resultado dado que existen “condiciones oligopólicas”. ¿Y antes? ¿Con Aranguren no había oligopolio? ¿El acuerdo base de noviembre no fue, acaso, una derivación de dicho oligopolio? 

Como ya señalamos en este suplemento, el Enargas no solamente avaló la cartelización, sino también la dolarización de una parte de la tarifa. Por su parte, el Consejo Consultivo integrado por los ex secretarios no formuló públicamente ninguna crítica a dicha iniciativa, convalidada para un período en el cual perimió la vigencia de la Ley de Emergencia Económica; esto es, cuando los actores del mercado deben pactar libremente los precios (en pesos) para cada uno de los contratos a celebrarse.

Lapeña protesta por esta aberración ahora que Aranguren es historia. Incluso, se da el lujo de ser irónico trayendo a colación la fábula del zorro y el gallinero. Pero de Aranguren como accionista de Shell y demás conflictos de interés nada de nada. Con la cartelización y el abuso de posición dominante que significó aquel acuerdo de noviembre del año pasado, tampoco; con los precios del gas unificados por cuenca que caprichosamente fijó la “corporación petrolera”, menos. Para colmo, la solución a la anarquía corporativa que brinda el ex secretario de Energía de Alfonsín es “convocar a un panel de expertos no dependientes de las petroleras para pedirles una opinión”. Una “opinión” como solución, mientras la mayoría de la población es almorzada y cenada por los zorros.

*  Director general del Observatorio de la Energía, la Tecnología y la Infraestructura para el Desarrollo (Oetec).