Desde Rosario

El misoprostol dejó de ser un secreto: ahora todo el mundo sabe que provoca abortos seguros hasta la semana 12, y que puede usarse en casa, aunque después es necesaria una ecografía. En la Argentina el aborto es legal por causales y en algunas provincias –como Santa Fe– la aplicación del Protocolo de la Interrupción Legal del Embarazo publicado por Nación en abril de 2015 está confirmada por ley, con una interpretación amplia de los riesgos para la salud o la vida de las mujeres y personas gestantes. En base a esa política pública, el Laboratorio Industrial Farmacéutico de la provincia de Santa Fe (LIF) trabaja desde 2013 en la fabricación de misoprostol y estará en condiciones de abastecer al sistema público de salud de todo el país, una vez que terminen las pruebas de estabilidad sobre el primer lote de 100.000 comprimidos de uso obstétrico. El cálculo optimista es que en marzo, este medicamento considerado esencial por la Organización Mundial de la Salud desde 2005 podrá estar en los centros de salud santafesinos. “En realidad, no tenemos números de cuáles pueden ser los consumos para todo el país. Hubiera sido otro panorama si salía la ley (de interrupción voluntaria del embarazo), se podría haber planificado a futuro. Una vez superadas las instancias en las que estamos corriendo, que son los controles de estabilidad, sí vamos a hacer una presentación en la ANMAT, para proyectarnos a nivel nacional”, explicó uno  de los directores del LIF, Guillermo Cleti.

Para el laboratorio público provincial, la resolución 3676 de la Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT) que autorizó al laboratorio Domínguez a fabricar Misop 200, exclusivamente para uso hospitalario, es una buena noticia. “Es auspiciosa porque aprobó un aumento de dosis, amplió los usos, porque hasta ahora el de 25 microgramos era sólo para inducción de parto. Es interesante que lo haya hecho, porque no había una intencionalidad del Anmat en ese sentido. Hubo una apertura. También la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (Anlap) dio señales, hasta plantearon un acompañamiento si hay alguna necesidad de algún aporte económico, aunque fueron solo conversaciones”, expresó Cleti. 

Un pasito más allá fue el director de Salud Sexual de la provincia, Oraldo Llanos. “Nos parece bueno que se autorice a un laboratorio privado, con comprimidos de uso vaginal, podría ser complementaria con nuestra producción. Creemos que el debate legislativo, y la visibilización de nuestra propuesta de producción pública en el área de salud sexual movió la estantería, y logró que fueran cuestionadas decisiones históricas sobre el misoprostol”, expresó Llanos. El proceso del LIF fue referido, incluso, por el ministro de Salud de la Nación Adolfo Rubinstein en su presentación ante el Senado, al señalar cómo la legalización del aborto hubiera reducido –en lugar de aumentar– los costos para la salud pública. 

Entre el medicamento del LIF y el del laboratorio Domínguez hay diferencias: las pastillas ya producidas en Santa Fe son para uso oral, mientras los que producen en Buenos Aires son de uso vaginal (y por ahora, el Anmat sólo lo autoriza para uso hospitalario). Hay dos maneras de utilizar este medicamento cuya eficacia abortiva está calculada en el 90 por ciento. Una es ponerse en el fondo de la vagina 4 pastillas de misoprostol cada 12 horas, tres veces. La otra es ponerse debajo de la lengua 4 pastillas cada tres horas, también tres veces. En los dos casos, se requieren doce pastillas para interrumpir el embarazo. 

“Estamos convencidos de que el misoprostol viene a cambiar el paradigma en la interrupción del embarazo. Para darles autonomía a las mujeres, se decidió que fueran orales. No es lo mismo una mujer que le tengas que colocar una tableta vaginal que lo pueda tomar por vía oral y manejarlo ella. Eso para no- sotros fue muy importante”, expresó Jorge Stetler, otro de los cinco directores del LIF. “Fuimos punta de lanza, desde el convencimiento de que era necesario, aunque en ese momento fuera más difícil, porque después se dio la discusión de la ley, que fortaleció mucho nuestra posición, y hubo que difundir qué era el misoprostol. Todo esto sirvió para que cada mujer sepa de qué se trata”, agregó.