La Justicia condenó a tres años y dejó en libertad al taxista Enrique Romero, acusado del crimen de Brian Aguirre, luego de que el chico y tres amigos le robaran 1370 pesos en 2015. Si bien el fiscal Adrián Spelta pidió 15 años por el homicidio del adolescente, también solicitó una pena subsidiaria a 8 años, para el caso en el que el tribunal considerara que se trató de un exceso en la legítima defensa. Los jueces Mariano Aliau, Facundo Becerra y Gonzalo López Quintana consideraron que el ilícito se enmarca en la segunda figura penal mencionada, por lo que resolvieron una condena a tres años de cumplimiento efectivo. La misma ya fue cumplida por el tiempo que el chofer lleva en prisión preventiva –el último año en domiciliaria-, y ayer recuperó la libertad. Spelta esperará los fundamentos del fallo para analizar si presenta recurso de apelación, y consideró que “no se puede permitir que casos como éste se repitan”.

Brian tenía 15 años y la noche del 20 de septiembre de 2015 estaba con tres amigos en un bar de la zona de la terminal de ómnibus. Los cuatro decidieron volverse alrededor de las 5 de la madrugada al barrio y le dijeron al conductor que iban hacia el Fonavi de Donado y Mendoza. Al llegar, uno de los chicos agarró al taxista desde el asiento de atrás, y lo asaltaron. “Fue una picardía”, dijeron los amigos de la víctima. Además, aseguraron que no llevaban armas y así lo consideró también el tribunal de juicio al decir que de portar una, podrían haber actuado “sin necesidad” del “cuerpo a cuerpo” que se dio dentro del auto. Y señalaron que si bien el acusado tenía una pistola -que según los chicos sacó de abajo del asiento del acompañante-, no era para cometer un ilícito, sino “por protección”. En ese sentido, tuvieron en cuenta que en 2006 el hombre de 42 años sufrió un hecho de robo, también en el taxi, por el que terminó baleado y quedó con secuelas de aquel suceso que lo llevaron a tener ataques de pánico. También mencionaron que los jóvenes llevaron al acusado a un lugar que no conocía, en la nocturnidad y que lo pusieron en una “situación extrema”.

Los testigos –e imputados por robo— declararon que al salir corriendo, el taxista tiró unos cinco disparos y dos impactaron en el cuerpo de Brian. Lo que no se pudo explicar es por qué los tiros fueron recibidos en el pecho. Testigos corroboraron que el pibe no estaba armado. Una cámara de seguridad da cuenta del relato del hecho que hizo la Fiscalía en su acusación.

Tras conocer la resolución, aunque no la totalidad de los fundamentos, el fiscal Spelta dijo que “no se puede permitir que la gente se defienda de esta manera, con estos mecanismos, por su propia cuenta. Esto era un hecho de robo simple que terminó en un homicidio”, lamentó.

En su acusación, Spelta señaló que “Romero quiso recuperar lo robado, bajó del auto con una pistola calibre 32 y realizó cinco disparos: dos impactaron en el pecho de Brian. Luego subió al auto, dio vueltas por la zona y como no los encontró se fue a hacer la denuncia solo por el hecho de robo”.

”Ahora los mato”, fue la frase que dijeron haber escuchado dos pibes de boca del taxista al que asaltaron, según su declaración en el juicio. La semana pasada, Romero también pidió hablar ante los magistrados y relató los golpes que recibió, pero aseguró no recordar nada desde que los pibes bajaron del auto, tras robarle. También, aseguró que el arma la tenía uno de los chicos y que en el forcejeo “se cayó entre los dos asientos delanteros”. Sin embargo, para los jueces eso no sonó creíble, porque plantearon que había “ocho manos para levantar el arma”, antes de que la tomara el taxista.

Uno de los amigos de Brian, declaró las circunstancias y aseguró que no tenían armas. También se le preguntó qué hizo con los 1370 pesos sustraídos al taxista y el muchacho dijo que compró flores para el velatorio de su amigo.

También declaró la esposa del acusado, que alimentó la teoría de que estaba asustado por el hecho de hace casi diez años atrás.