El viernes 31 de agosto el Gobierno de la Ciudad volvió a presentar el proyecto “Ley de la formación docente del sistema educativo y creación de la Universidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, más conocido como UniCABA. Maximiliano Ferraro, legislador del PRO y presidente de la Comisión de Educación, afirmó: “Es superador del proyecto original y ha sido enriquecido”. Lo único superador parece ser su entusiasmo, ya que la comunidad educativa volvió a manifestarse en contra del proyecto. Ayer hubo clases públicas, una marcha multitudinaria que partió desde el Palacio Pizzurno (sede del Ministerio de Educación) hasta la Legislatura porteña, donde se levantó una carpa que se mantendrá hasta el viernes. En ella se desarrollarán talleres, clases abiertas, charlas y actividades que permitan mostrar todo lo que se hace, se enseña y se aprende en los profesorados que quieren cerrar.

Uno de los mayores cambios entre el proyecto de noviembre y el actual es que en el anterior se planteaba el cierre inmediato de los institutos y su reemplazo por la UniCABA. En el actual se plantea una vaga coexistencia, pero no se especifica el destino final de los profesorados.

“La diferencia con el proyecto de noviembre es que en lugar de hacerlo por medio del shock, como intentaron hacerlo y los frenó la enorme lucha estudiantil y docente, ahora cambiaron a una estrategia ‘gradual’. El objetivo final se mantiene. Ahora dicen expresamente que el problema de la formación docente sería la dispersión de la oferta educativa”, explicó el legislador de CABA Patricio del Corro, del PTS-FIT.

En diálogo con este diario, Martín Cifuentes, docente y director del Departamento del profesorado de Historia del Joaquín V. González, coincidió: “Sí, el punto central es la coexistencia, pero los institutos pierden autonomía, porque hay una tutela muy fuerte del ministerio, que pretende evaluarnos a partir del número de matrículas, cantidad de docentes... Todo apunta a su ya conocido discurso de la mala formación docente. Pero no registran que no tenemos las condiciones estructurales para prepararnos, por las espantosas condiciones edilicias, la falta de becas. Porque lo fundamental es que no hay un plan integral para la formación docente”. 

No es lo único que desmiente el latiguillo de los malos docentes. “Tampoco es cierto eso de que enseñamos como hace dos siglos. Nuestros planes de estudio son de 2015, lo que quiere decir que recién en 2019 hay un primer corte, una primera posibilidad de evaluar”, aclaró Cifuentes. 

“Y con respecto a la evaluación que la UniCABA hará de los profesorados, no hay ninguna precisión. Pero lo que se desprende del proyecto es que buscan un cambio de paradigma en la formación docente. Quieren generar docentes facilitadores, no formadores, que se limiten a organizar los usos de las plataformas tecnológicas. Y no hay que perder de vista que se habla de la creación de nuevas carreras aunque no se especifica cuáles, pero sí se destaca la carrera de emprendedurismo. Porque para ellos el profesor tradicional está fosilizado”, precisó el docente. “Y en lugar de mejorar lo que ya existe, de pensar en una política pública de apoyo a la formación, se le da al Ejecutivo un cheque en blanco a través de la UniCABA. Hay tan pocas precisiones en el nuevo proyecto, que pueden hacer cualquier cosa.”

Mariano Romano, alumno del profesorado de historia en el Joaquín V. González, y Alejandra Fernández, que cursa en el profesorado de educación física Federico Dickens, están de acuerdo con estos análisis. “El proyecto mantiene las mismas características que el anterior. Ponen a un rector normalizador, elegido a dedo por el Poder Ejecutivo de la CABA. Si toda la normalización depende del Ejecutivo, el cambio es sólo cosmético”, aseguró Romano. Y Fernández amplió: “Si la comunidad educativa no puede intervenir, entonces no es un proyecto que vaya a servir para democratizar la formación docente. Hace un par de meses, los compañeros de los centros de estudiantes nos reunimos con Ferraro y cuando le preguntamos para qué querían crear la UniCABA, no pudo responder nada concreto. Y también se mostró muy incómodo en la reunión con rectoras y rectores”.

“Creo que presentaron este proyecto como reforma para no admitir la derrota. No pensaron que fuera a haber semejante reacción de la comunidad educativa. Eso les pasa porque no conocen nuestra historia, creen que todo empezó ayer. Hay profesorados que tienen más de cien años, como el Acosta, el Joaquín, son herederos directos de la generación del 80. Hace más de veinte años que estoy en el Joaquín, ingresé como alumno en los 90 y nunca me fui. Es parte de mi vida, no es sólo un lugar de trabajo. Por eso defendemos nuestros institutos y peleamos por la mejor formación docente”, cerró Cifuentes.