"Lula es el gran actor, el principal elector de estas elecciones, más allá de que sea candidato o no lo sea, eso se decidirá, eso todavía está abierto" declaró  hoy el diputado Paulo Pimenta a este diario. El legislador participaba en la reunión de la conducción del PT en Curitiba iniciada poco después del mediodía para decidir si Fernando Haddad asume la candidatura ante la impugnación impuesta a Lula por el Tribunal Superior Electoral. Todo indicaba que Haddad será el candidato petista.

"El nuevo respaldo dado a Lula por el Comité de Derechos Humanos de  Naciones Unidas tiene que ser tomado en cuenta por la justicia" agregó Pimenta, a través de su oficina de prensa.

La expresidenta Dilma Rousseff, la titular del PT Gleisi Hoffmann y el hasta ahora candidato a vice Fernando Haddad arribaron a un hotel céntrico de Curitiba después del mediodía. Con rostros concentrados. Es un día crucial. Tal vez este martes sea uno de los hitos de la guerra política iniciada el 31 de agosto 2016 con el golpe que derrocó a Dilma y se prolongó en abril de este año cuando Lula fue encerrado en el cuarto piso de la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba.

Desde su celda de 15 metros cuadrados el jefe petista dirigió la estrategia de campaña comprobadamente eficaz: pese a estar impedido de dar entrevistas y grabar spots publicitarios está ubicado al frente de todos los sondeos publicados hasta mediados de agosto con cerca del 40 por ciento.

Frente a semejante popularidad sus enemigos decidieron borrarlo de las encuestas: en la publicada hoy por Datafolha apareció en primer lugar el capitán retirado Jair Bolsonaro, con 24 por ciento, que está internado debido a la puñalada que recibió la semana pasada.

La misma censura contra el ex presidente ocurrió la semana pasada cuando Ibope decidió quitarlo del cuestionario en un sondeo contratado por el grupo Globo.

Aún así las encuestas detectaron que el extornero puede tranferir su popularidad a su pupilo Haddad.