La llevaron arbitrariamente, sin dudarlo. La conocen de su lucha en las calles y de las movilizaciones populares donde la arenga de su sonrisa inmensa abre siempre paso a consignas de resistencia. Jackie Flores fue detenida el martes junto con sus compañeros de la Ctep, Rafael Klejzer y Juan Grabois, en la Comisaría 18ª de San Juan y Entre Ríos por defender la fuente laboral de trabajadores senegaleses, porque a la lógica del Estado empresarial y patriarcal le molesta “esa mujer”, una promotora ambiental que pudo proyectar la vida junto a sus compañeras cartoneras desde un cooperativismo feminista de reciclado en acción. Les eriza la piel de misoginia y desprecio de clase “esa otra” que puso en juego todos los saberes y la experiencia adquirida en la calle con la recolección diaria. Pero ser la impulsora de un bachillerato popular fue demasiado. “Surgió de la impronta de no habernos doblegado jamás”, avisó. No se lo perdonan, no soportan la invención de nuevas formas de trabajo sin patrones, pero tampoco pueden callarla. Tras su liberación al abrazo de una vigilia popular, volvió a denunciar el plan de hostigamiento contra lxs que menos tienen, contra las que paran la olla de las economías al borde del sistema y lxs que resisten la política generalizada de exclusión.  “Nosotras entendemos que nuestra mano de obra no es sujeta de variables de ajuste. Vamos por la independencia económica teniendo claro que nuestro camino es por los derechos de todxs”, había dicho a este suplemento, consultada por su participación en la Mesa Intersindical. “Nos pensamos como mujeres de derechos sociales y políticos, y en este sentido daremos la pelea que tengamos que dar porque lo personal es político y porque no vamos a permitir ser mano de obra barata de ningún opresor.”

Jackie viene soportando embates violentos hace tiempo y reconoce la onda expansiva que ataca directamente a sus espacios de construcción. Hace un mes sufrieron una represión “enorme” en Avellaneda, contó una de las referentes del Movimiento Popular La Dignidad-Ctep, Laura Bitto, a Radio La Caterva. Desalojaron a trabajadorxs que vendían en la vía pública para ganarse la vida. “Hoy estamos tratando de organizarnos dentro de la Ctep afiliando a cientos de laburantes todos los fines de semana en Once.” En este escenario represivo y empobrecedor Jackie es la expresión de una radicalidad política gremial imparable, que ya había manifestado en las asambleas preparatorias de febrero hacia el 8M. “La importancia de la Mesa Intersindical es un desafío que las mujeres de la economía popular nos planteamos hace tiempo, y la realidad es que no solo estamos todos los sectores de trabajadoras que nos representan sino que potenciamos aún más todo lo que conlleva a los derechos que nos merecemos como mujeres trabajadoras.” Ella y muchas compañeras vienen ampliando alianzas vitales para el movimiento de mujeres. “Estamos decididas a sostenerlas en esta potencialidad que no solamente es porque nos sentimos acompañadas, sino que nos reconocemos en la fuerza que tiene esta mesa dirigida por todas y cada una de nosotras. Las mujeres nos plantamos en la unidad, aquí nadie queda afuera.” Anoche hizo de la privación de su libertad un horizonte inexpugnable. Desde ese mundo plebeyo del que habla Maisa Bascuas, politóloga y referente del MPD-Ctep, Jackie se propone hacer temblar todas las tierras. “No vamos a permitir que a nuestra lucha la interprete nadie para variar o para ajustar. Nosotras sufrimos la falta de jardines maternales, no tenemos jubilación ni otros derechos básicos de subsistencia, y nunca vamos a dejar de discutir todo lo que nos pertenece como mujeres trabajadoras.”