En la primera “guerra global”, que empezó el 11-S, el campo de batalla alcanza cualquier parte del mundo. Los que se enfrentan son drones –por la obsesión norteamericana de reducir las bajas propias– contra “chalecos explosivos”, que convierten al combatiente en un arma. El terrorismo islámico es un conflicto abierto que requiere “una solución política y no militar”. El filósofo y crítico literario argentino Dardo Scavino ganó el 46° Premio Anagrama de Ensayo, dotado de 8.000 euros, con El sueño de los mártires. Meditaciones sobre una guerra actual, un libro que “no es solo una fidedigna y brillante anatomía de las motivaciones del yihadismo, sino una impugnación de la falsa inocencia de Occidente”, destacó el fallo del jurado, integrado por Jordi Gracia, Chus Martínez, Joan Riambau, Daniel Rico y la editora Silvia Sesé.

Scavino (Buenos Aires, 1964), egresado de la Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde ejerció la docencia hasta 1993, se formó en la cultura estructuralista y lacaniana. Es autor de Barcos sobre la pampa (1993), La filosofía actual (1999), La era de la desolación (1999), Saer y los nombres (2004), El señor, el amante y el poeta. Notas sobre la perennidad de la metafísica (2009), Narraciones de la independencia. Arqueología de un fervor contradictorio (2010), Rebeldes y confabulados. Narraciones de la política argentina (2012) y Las fuentes de la juventud. Genealogía de una devoción moderna (2015). Tras recibir el premio, explicó desde Barcelona que el problema del yihadismo demanda “una solución política y no militar”. “Una respuesta militar agravará más la situación”, precisó el filósofo y crítico literario argentino, radicado en Francia. Y agregó que, tras las dos guerras mundiales, el terrorismo islámico ha desencadenado “la primera guerra global, porque ya no es interestatal y su campo de batalla alcanza cualquier parte del mundo”.  

Las razones del fenómeno terrorista islámico son examinadas desde todos los ámbitos por Scavino, docente de la Université de Pau et des Pays de l’Adour en el sur de Francia. Desde la perspectiva histórica, investiga la idea del califato transnacional hasta Afganistán como uno de los últimos y sangrientos escenarios de la Guerra Fría, mientras que desde lo político rastrea las motivaciones económicas y geoestratégicas que se ocultan bajo la fachada religiosa. En cuanto al aspecto más filosófico, desmenuza el debate de fondo que esconde el terrorismo islámico y la respuesta occidental: las casi antagónica concepciones de libertad y la relación del individuo con su comunidad que se dan en un Occidente cada vez más tecnificado, y el sueño de un islamismo radical que parece haberse impuesto tras unos movimientos de liberación árabes que transitaban por el antiimperialismo, la laicidad y posturas socializantes.

El sueño de los mártires arranca a principios de 2000, cuando comenzó el fenómeno y “muchos pensaron que eran agentes dormidos, como en la época comunista, pero luego se demostró que no era así, y los jóvenes yihadistas eran reclutados en pocos meses”. En su análisis sobre el terrorismo islámico, Scavino llega hasta los atentados de Barcelona de agosto de 2017 y analiza el papel de las redes sociales utilizadas para reclutar a nuevos adeptos, como sucedió en Francia con un yihadista cantante de rap. En el campo de batalla de esta primera “guerra global”, “un Estado ha declarado la guerra a una organización que no es estatal, sea Al Qaeda, Dáesh o Isis, aunque estos se autodenominen estados”, y se ha producido, reflexionó el filósofo y crítico literario, “una situación singular, en la que Estados Unidos se reserva un derecho de ataque en cualquier territorio nacional, sin pedir permiso a ese territorio, sea Pakistán o Siria”, entre lo “militar y policial”. Hay un “limbo legal”, advirtió Scavino, que se ha creado con “un estatuto especial para los prisioneros, arrestados en cárceles clandestinas, a los que no se aplica la Convención de Ginebra por no ser considerados como combatientes extranjeros, ni la legislación criminal estadounidense, ya que no son contemplados como delincuentes, y por tanto, no tienen derecho a un abogado”.

El origen del ensayo se remonta al día siguiente del atentado de Atocha en Madrid (el 11 de marzo de 2004), donde murieron 193 personas y alrededor de 2.000 resultaron heridas, después de constatar la reacción de un grupo de sus estudiantes musulmanes. “La causa del radicalismo es política y social y, en muchos casos, se ha podido comprobar que los reclutados desconocían los principios fundamentales del Islam”, planteó Scavino, quien indaga en el complejo fenómeno por el cual “chicos crecidos en países europeos se van a Siria a pelear por el Estado Islámico”. Aunque parezca una guerra de religión, el filósofo y ensayista argentino aclaró que la religión ocupa un lugar secundario: “Es un problema esencialmente político con una apropiación de textos religiosos, sobre todo del lado del yihadismo, si bien en Occidente se utilizan términos como el Eje del Bien y del Mal o incluso Bush apeló a que Dios le envió una misión”.