No sobran espacios para que los adolescentes se expresen. Y, muchas veces, alrededor de ellos se construyen imaginarios cargados de negatividad. Cecilia Ruiz dio un paso importante hace diez años al crear el Vamos que Venimos, un festival de teatro que a la vez que presenta obras hechas por jóvenes en diferentes salas de la Ciudad les aporta una interesante oferta educativa con grandes maestros. El formato se exportó a otras zonas de la Argentina e, incluso, Latinoamérica. Comienza en los próximos días, en consonancia con otra propuesta de intenciones similares, más pequeña en términos de producción, encarada por un grupo de docentes en el Centro Cultural Matienzo.

El objetivo inicial de Vamos que Venimos (VqV) fue generar un intercambio entre jóvenes de diferentes realidades, ciudades, provincias y países. También darles la posibilidad de ampliar su formación y de dar sus primeros pasos en el mundo artístico. La organización corre por cuenta de la asociación civil Red de Teatro Adolescente. “Esto empezó como un sueño muy loco. Hoy en día, los objetivos siguen estando, han crecido y se han transformado. Pasaron diez generaciones de adolescentes. Algunos ya son profesionales o están en otras profesiones y se acercan igual”, cuenta Ruiz. “Lo que me motivó fue cómo se los incriminaba, se les atribuían todas las responsabilidades de la sociedad. Eran los delincuentes, los que no pensaban, los emos, invasivos, faltos de conocimiento. Estábamos muy lejos de escuchar su voz. Sentí la necesidad de brindar un espacio donde se puedan expresar. Hoy, si bien hay más lugares, éste sigue siendo un lugar de resistencia.” Actualmente, la iniciativa se replica en Jujuy, Santiago del Estero, Corrientes, Córdoba, Santiago de Chile y San Pablo.

Desde hoy y hasta el 15 de octubre, los espectáculos actuados por chicos y chicas de entre 13 y 19 años se instalarán durante mañanas y tardes en los teatros Andamio 90, Empire, Roma (de Avellaneda), el Auditorio Kraft y los centros culturales Julián Centeya, Resurgimiento, 25 de Mayo y San Martín. Hay grupos de Santiago del Estero, Santa Cruz, Córdoba, Jujuy, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. También, de México, Chile, Uruguay, Brasil y Ecuador. Fueron seleccionados por la comisión organizadora del evento –que recibió 100 propuestas y eligió una veintena–, con la diversidad estética y sociocultural de los elencos como criterio. 

Un jurado compuesto por Luisa Kuliok, Gerardo Chendo, Ricardo Talento, María de los Angeles Sanz, Pablo Gorlero, Alejandra Darín, Julia Calvo, Nicolás Maiques, Maite Lanata y Manuel Vicente hará devoluciones a los participantes. El evento no es competitivo. La oferta de talleres es amplia: los dictarán Nicolás Dominici, Fabio “Mosquito” Sancineto, Marisa Busker, Diego Starosta, Mariana García Guerreiro, Mariano Taccagni, Marcos Arano, Daniela Catz, Joaquín Sesma y Leila Schmukler, Federico Tombetti, Michelle Lomba, Giovana Consorte, Luis Lobo e Ivana Averta. 

“En las obras, todos los años hay globalmente un tema. En este caso está fuertemente el feminismo”, anticipa la actriz y docente. “Los chicos están reivindicando lo que está sucediendo con la mujer, en todo sentido. También aparecen la memoria y cuestiones existenciales”, completa. “Todo lo que queríamos hacer para festejar los diez años no lo pudimos hacer; sólo pudimos sostenernos y con muchísimo orgullo. Tuvimos escaso apoyo. Pero no podemos dejar de hacer este festival... ahora más que nunca. Hay chicos que vienen de lugares de muy pocos recursos y hacen un gran esfuerzo para llegar. Los 250 que han viajado estarán alojados en Ezeiza… Fue un año muy difícil. El festejo es que estamos vivos. Resistiendo creativamente”, concluye la directora del encuentro. El apoyo más importante para su realización proviene de Iberescena. 

Por otro lado, con la hipótesis de que en la cartelera porteña no existe un espacio de producción, integración y reflexión para los adolescentes, un grupo de docentes se juntó para pensar cómo presentar las creaciones de sus alumnos. Así, dio origen al “Festival Inédito”, que comenzó el domingo en el Centro Cultural Matienzo. Ellos son: Gaby Ferrero, Flavia Gresores, Silvana Amaro y Ricardo Tamburrano. Cuatro obras de 15 minutos, surgidas en el marco de los talleres que dictan, se presentarán todos los domingos de octubre a las 16 en Pringles 1249.

La palabra clave es horizontalidad. “Cuando los adolescentes aparecen en una obra, es para adultos. Nosotros aprendemos del trabajo de ellos. Cuando hacen trabajo de laboratorio, tienen otra mirada, más desprejuiciada, provocadora y genuina. Estamos viciados de lo que es hacer teatro”, compara Tamburrano. “Es loco ver cómo nos representan a nosotros. Hace bien una mirada sobre la sociedad que es imposible que nosotros tengamos. Es muy interesante el diálogo entre generaciones”, agrega Gresores. Los materiales del “Inédito”, aseguran, son creaciones colectivas que parten de las inquietudes propias del grupo y de las nuevas formas de imaginar y recrear que los más jóvenes están proponiendo.

“Dentro de la oferta de la cartelera no hay obras para adolescentes; se los mezcla con los niños. No entiendo por qué, porque es otro el imaginario. Ellos ven las mismas obras que un adulto”, sostiene Gresores. “Siempre que se los representa es en un problema: la bulimia, la depresión… Es verdad que hay una cosa reconcentrada en la adolescencia en relación a problemáticas, pero también se enamoran, hacen revoluciones, escriben obras de teatro, hacen bandas de rock, militan. Y no hay obras que provoquen identificación positiva”, concluye.

Con la mirada crítica de los y las artistas, la “hipertecnologización” ronda a las cuatro obras cortas. Son Solas, con dirección y dramaturgia de Joaquina Belén Tamburrano Schiavon; Encadenadas, de y dirigida por Luna Zabala; S1N S4L1D4, con la coordinación de Gaby Ferrero; y 15 minutos de fama, dirigida por Leandro Casas Silva. Participan de la experiencia erca de 40 chicos y chicas.