En un auditorio colmado de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), el presidente de Bolivia, Evo Morales, envió un claro mensaje de aliento para los pueblos de américa latina ante el avance de la derecha en la región. “Estoy convencido de que los trabajadores vamos a recuperar la Patria Grande”, afirmó y expresó su confianza en “los movimientos sociales” como actores claves del presente. “Si el pueblo está unido, nada es imposible”, aseguró tras recibir el doctorado Honoris Causa en reconocimiento a su tarea en favor de la inclusión y la igualdad social. 

Morales fue recibido por cientos de militantes de la Tupac Amaru y de La Cámpora que siguieron el acto desde la calle. Lo acompañaron su canciller Diego Pary, su ministra de Cultura y Turismo, Wilma Mamani, y el embajador en Argentina, Santos Tito. Víctor Santa María, titular del sindicato de encargados de edificio (Suterh), le agradeció por “acompañar a los trabajadores en un momento tan difícil para la Argentina”. Marta Novock, en nombre del consejo académico de la UMET, lo presentó como “el último presidente de la década de recuperación de derechos para la región” y aclaró que el Honoris Causa era “un reconocimiento político y académico”. “Usted es nuestro presidente, de todos los sudamericanos que creemos posible transformar la realidad de nuestros pueblos”, lo elogió a su turno el rector Nicolás Trotta.

Morales recibió el reconocimiento de manos de estudiantes y docentes de la UMET, y agradeció “en nombre de los obreros y campesinos bolivianos”. Saludó a las Madres de Plaza de Mayo y reivindicó la “lucha por la identidad latinoamericana”. Recordó su paso por la Confederación Obrera Boliviana, la pretensión de descalificarlos señalándoles que “los sindicatos no pueden hacer política”, y reivindicó el salto a la lucha electoral. Calificó la bandera de la “independencia sindical” como parte de una doctrina norteamericana y celebró el paso a “la lucha social, cultural y electoral”. “Hemos recuperado la patria en Bolivia”, destacó, y señaló tres claves: la refundación a nivel político, las nacionalizaciones en materia económica y la redistribución de la riqueza en términos sociales.

“Gracias a la unidad del pueblo boliviano dejamos de ser un Estado colonial y tenemos un Estado plurinacional digno y soberano”, remarcó. “Antes gobernaban los gringos, ahora los indios”, sonrió. Destacó la importancia de nacionalizar los servicios básicos para garantizar transformaciones estructurales: no deben ser negocios sino derechos, explicó. Más adelante se presentó como “un agradecido a los movimientos sociales”, claves para garantizar la estabilidad política y social y, en consecuencia, “el progreso económico”. Destacó el crecimiento del PBI durante sus gobiernos, recordó procesos de nacionalización como el de la telefonía móvil y se permitió bromear sobre sí mismo. “Yo no soy un planificador, soy experto en marchar y cortar caminos”, sonrió.

Morales consideró que los gobiernos “populistas” o “socialistas del siglo XXI” podrán tener “algunas debilidades” pero “confío mucho en los movimientos sociales” como garantía de continuidad, dijo. “Siento que no va a haber golpes militares, que las fuerzas armadas tienen su identidad”, dijo sobre el presente, y destacó la importancia de contar con militares que defiendan el territorio pero sobre todo los recursos naturales. “Ahora el golpe es congresal y judicial”, comparó, sin referirse a casos concretos. “Entiendo la preocupación de muchos países de América latina”, confesó, y recomendó “identificar a los enemigos externos que imponen políticas”. Antes “nos dividían para dominarnos, para quedarse con nuestros recursos naturales”, recordó, y remarcó la “obligación de estar unidos y organizados”. Contó que cada vez que le preguntan cómo llegó a presidente responde “con verdad y con honestidad” y cerró destacando estar “convencido de que los trabajadores vamos a recuperar la Patria Grande” y alcanzar la plena “soberanía para toda América latina”.