El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, consiguió aprobar por amplia mayoría en la Legislatura (49 votos sobre 60) el Código Electoral que le permite elegir la fecha de las elecciones, incluso unificándola con las nacionales. La principal oposición la tuvo de sus aliados del radicalismo, que responden a Martín Lousteau y que buscaban que la elección fuera separada de la nacional. El kirchnerismo votó junto con el macrismo y justificó esa decisión en los cambios que consiguieron hacerle al proyecto original: establece la paridad entre hombres y mujeres y permite sumar a migrantes al padrón. Pese a las múltiples opiniones de especialistas desaconsejando su uso, la ley mantiene el voto electrónico en la Ciudad. En el Congreso nacional, la opinión de universidades y técnicos había impedido el avance de ese tipo de voto, que ya se implementó en elecciones porteñas. 

La ley que votaron ayer por la tarde el bloque de Vamos Juntos, con el del Unidad Ciudadana, el bloque peronista, el Partido Socialista y Mejor Ciudad establece la creación de un Instituto de Gestión Electoral. El subsecretario de Reforma Política porteño, Hernán Charosky, señaló a este diario que “el principal punto es que, frente a la incorporación de la Boleta Unica Electrónica (BUE), que ya era una realidad legislada, se construyó un consenso fuerte para optimizar la calidad institucional de la incorporación de tecnología en cualquier etapa del proceso electoral”. Concretamente, el funcionario macrista indicó que se incorporarán auditorías 90 días antes de la elección, el día del comicio y en los días posteriores. Como la BUE tiene un soporte impreso, el 5 por ciento de las urnas será revisada para constatar que coincida el resultado de las actas con las boletas. También prometieron abrir el control a universidades, al Poder Judicial y a organizaciones de la sociedad civil.

Lo cierto es que la amplia mayoría de los departamentos de informática de las universidades y de los especialistas e incluso el Conicet habían desaconsejado el uso del voto electrónico. “Hay dos puntos graves. Uno tiene que ver con la discrecionalidad que se le otorga a la autoridad de aplicación para definir el instrumento electoral. Esa definición la Constitución se la otorga a la Legislatura”, advirtió Beatriz Busaniche, de la Fundación Vía Libre. “Y el punto crítico es la incorporación de tecnología: sabemos que la Boleta Electrónica es voto electrónico y por más que tenga soporte en papel no deja de ser una computadora intermediando entre el Ciudadano y la expresión de su voluntad política. Por más controles y auditorías que le hayan puesto, nunca un ciudadano va a poder efectivamente auditar y controlar la elección”. “Si hacen una auditoría seria, no hay sistema de voto electrónico que no sea vulnerable”, advirtió.

Otro de los puntos que generó un choque dentro de Cambiemos porteño fue la atribución que le permite esta ley a Larreta de unificar las elecciones con las nacionales, algo que le reclamó el presidente Mauricio Macri. La idea de Macri es que Larreta y Lousteau compitan ambos bajo la boleta presidencial y le sumen votos. 

Lousteau tenía la idea de mantener la elección separada. El legislador radical Juan Nosiglia había presentado un proyecto en el que directamente le quitaba la postestad al jefe de Gobierno de elegir la fecha y la separaba obligatoriamente de las nacionales (que es lo que regía hasta ahora). “Este proyecto habilita la boleta electrónica, que está cuestionada por su vulnerabilidad y casi no se usa en el mundo. No hay explicación para no avanzar con la boleta única de papel”, indicó Nosiglia. “Unificar las elecciones lesiona la autonomía de la Ciudad”, remarcó el legislador. Su compañera de bancada, Inés Gorbea, aclaró: “Sí acompañamos y  celebramos que se consolide la paridad como un principio inquebrantable para garantizar el acceso equitativo y la igualdad de oportunidades entre géneros. Este es sin duda, el mayor y más resonante de los avances y modernización de la vida electoral de la Ciudad”. Evolución fue uno de los pocos bloques que votaron en contra junto a los de izquierda. 

Además de la paridad, la ley establece la obligatoriedad de los debates, incorpora los extranjeros al padrón. Este último cambio fue incorporado por el kirchnerismo, que votó a favor y justificó su posición sobre el voto electrónico: “Se deja taxativamente claro que siempre tiene que existir un soporte en papel”, advirtió el jefe del bloque Carlos Tomada. “Este Código incorpora elementos que permiten dar mayor seguridad: se garantiza el soporte papel que antes no estaba y que obligatoriamente sea depositado en una urna”, indicó el legislador Mariano Recalde, quien remarcó que lograron sacar del proyecto la posibilidad de que las personas jurídicas (empresas) financien la campaña. Algo que el macrismo siempre busca incluir, tanto en la Ciudad como a nivel nacional.