El nivel de volatilidad del mercado porteño es asombroso. Los bancos, las empresas energéticas, los bonos de la deuda registraron caídas notables en lo que va del año y desde hace meses mantienen un ritmo de fluctuación que impacta. Los activos argentinos caen durante varios días más del 15 por ciento y en una jornada recuperan la mitad o más de las pérdidas. Los movimientos perturba a los operadores. Aseguran que la semana pasada la votación del presupuesto fue el elemento clave para explicar el rebote de las acciones y los títulos públicos. Pero esta explicación es de cortísimo plazo. Las subas y bajas de precios son puramente especulativas. No existe una tendencia clara. En los próximos meses, el principal foco de duda para los inversores que apuestan por activos argentinos será las elecciones y los candidatos.

El balance de las pérdidas de las acciones este año resulta impactante. En moneda dura, los bancos registran la peor performance. El promedio de las acciones de las entidades financieras anota un retroceso del 63 por ciento. El Supervielle es la institución con el mayor retroceso (-73 por ciento). En la lista siguen Banco Patagonia (-69 por ciento), Grupo Financiero Galicia (-64 por ciento), Banco Macro (-63 por ciento). Otros bancos con importantes caídas fueron Banco Hipotecario y Santander (-57) y Banco Francés (-56).

Las acciones de las firmas gasíferas son otras que fueron fuertemente afectadas por la incertidumbre financiera de los últimos meses. Camuzzi acumula este año un retroceso del 73 por ciento. En la lista siguen Transportadora Gas del Norte (-66 por ciento) y Metrogas (-66 por ciento) . La devaluación afectó las expectativas de ingreso futuro de estas firmas. Se trata de un efecto que también impacto en el sector de las empresas energéticas con un fuerte retroceso de los precios. Transener acumula una contracción del 58 por ciento. Le sigue Pampa Energía y Edenor (-55 por ciento) y Central Puerto (-48).

La crisis cambiaria y el aumento del riesgo argentino golpearon incluso a las firmas que se dedican a la actividad agropecuaria. Agrometal anotó la principal caída del sector con una baja de 70 por ciento. La lista de pérdidas se completa con Molinos (-64 por ciento), Ledesma (-63 por ciento), San Miguel (-55 por ciento) y Cresud (-47). Las acciones de la actividad siderúrgica, en tanto, promediaron un retroceso del 32 por ciento. Se destacaron las bajas del 49 por ciento de Ternium, de 38 por ciento de Aluar y del 7 de Tenaris. Otros activos importantes de la bolsa porteña con fuertes mermas este año son las firmas petroleras y las de telecomunicación. YPF acumuló una pérdida de 36 por ciento y Telecom 54 por ciento.

Estos números en rojo de la bolsa porteña limitan que los activos no entren en el radar de los inversores de riesgo locales e internacionales. Esto no implica que haya una ola de compras ni mucho menos; simplemente que empiezan a ser visto como una posible apuesta. Por el momento sólo hay trading de muy corto plazo y los fondos aprovechan a liquidar lo más rápido posible las ganancias obtenidas en los rebotes como el de la semana pasada. Pero no sería raro que en los próximos meses empiecen otro tipo de apuestas.

Los que creen que la sociedad elegirá una opción moderada que no genere conflictos con el Fondo Monetario ni ponga en duda el pago de las deudas aprovecharán a comprar activos en estos valores para sostenerlos. El rebote de la bolsa en moneda dura podría genera aumentos de más del 50 por ciento en dólares tras las elecciones. Los que piensan que la sociedad se decidirá por una opción menos conciliadora no sólo se desprenderán de las posiciones que le quedan sino que jugarán a un nuevo derrumbe de los precios. Las opciones son binarias.