La denegación de la Corte Suprema, por unanimidad, al recurso extraordinario pedido por los abogados de Luis Chocobar, no se cierra con la lectura inmediata del texto.

Un análisis podría partir de la escasa relevancia que parece haberle dado el tribunal al hecho mismo, si se considera que resolvió en 16 líneas de las cuales apenas tres están dedicadas en específico a denegar el recurso. Pero sería caer en un error. Más allá de que es usual que las denegatorias ocupen escaso lugar, no se trata de cualquier denegatoria.

Se trata de un caso en el que el Gobierno está profundamente implicado, tanto que el nombre del policía acusado lleva el título de la presunta doctrina con que se difundió la mediatización del caso: la doctrina Chocobar. El gobierno salió a respaldarlo desde que la impronta judicial se interpuso en sus planes. Macri invitó a Chocobar apenas fue conocido el procesamiento, en febrero, y no en diciembre, cuando ocurrieron los hechos. 

Es clara la utilización, tan clara como torpe.

No solo Macri invitó al policía a la Casa de Gobierno, sino que Patricia Bullrich lo visitó en la casa, tras el fallo de Casación que rechazaba el primer recurso y abría el camino hacia el reclamo a la Corte ahora denegado. Y lo defendió cada vez que pudo, en forma directa al mencionar a Chocobar, en forma indirecta, al aplaudir acciones policiales de mano dura. Incluso Macri dijo no entender a los jueces que no se ponían en lugar de los policías. La bandera de Chocobar envolvió cada vez más al Gobierno con el acusado de homicidio agravado.

En esa clave, también hay que leer de qué Corte se está hablando. Es el mismo tribunal que introdujo el 2x1 en casos de lesa humanidad y que después debió dar marcha atrás cuando la Plaza de Mayo desbordó en cuadras a la redonda como rechazo. La misma Corte que intentó con el 2x1 no parece verosímil que rechace el pedido de (la doctrina) Chocobar. Mas bien todo indica que aceptar el recurso era imposible de aceptar, más allá de lo formal procesal, que también señalaba lo imposible. En ese aspecto radica el valor del rechazo. Una denegatoria a un recurso de aceptación imposible. Es la rareza del orillo de la lesa humanidad que rechaza el gatillo fácil.

En esa denegatoria radica, en realidad, el valor del fallo. Y, de paso, en esas contradicciones del poder, la doctrina Chocobar irá a juicio junto con el policía que mató por la espalda.