El periodista saudita Jamal Khashoggi fue estrangulado y descuartizado en el consulado de su país en Estambul como parte de un plan premeditado,  reveló ayer la fiscalía turca en un comunicado. Las autoridades remiten a las pruebas existentes en el marco de la investigación en curso que se abrió una vez denunciada la desaparición de Khashoggi, pero hasta el momento no esclarecieron detalles de la ejecución. La oficina de la fiscalía turca aseguró además que no se alcanzaron resultados concretos en las conversaciones que tuvieron este lunes con el fiscal general de Arabia Saudita, Saud El Moyeb. “La muerte del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado de su país en Estambul es una violación al derecho internacional. Eso es muy, muy claro”, estimó ayer el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo, a las pocas horas del comunicado oficial. “Lo que ocurrió fue algo espanto”, declaró Pompeo a la cadena Fox News. No obstante esa apreciación, el responsable de la diplomacia estadounidense insistió en la necesidad de Washington de preservar sus buenas relaciones con Arabia Saudita. A lo largo de la investigación, el presidente Donald Trump ha sido confuso en opiniones sobre el caso y una vez denunciado el actuar saudí, descartó la posibilidad de terminar la venta de armas al Reino Árabe y eludió la responsabilidad del príncipe heredero, Mohamed bin Salmán (MBS). 

Las revelaciones turcas se dieron a conocer pocas horas después que el fiscal general de Arabia Saudita abandonara Estambul y las autoridades de Ankara pusieran en duda la voluntad de los sauditas de “cooperar sinceramente” con la investigación, ante la falta de respuestas sobre los instigadores del crimen y la localización del cadáver. También exigieron información sobre el paradero del cadáver de Khashoggi, que sigue desaparecido, y sobre el colaborador local al que, según Riad, se entregó el cuerpo. A modo de respuesta, Riad invitó al fiscal de Estambul a viajar a Arabia Saudita con los elementos de la investigación en su posesión. Sin embargo, el comunicado de no indicó si este tiene previsto aceptar esa invitación.  “Hemos pedido a los responsables sauditas informaciones sobre el lugar donde se encuentra el cuerpo de Jamal Khashoggi y la identidad del presunto cómplice local”, afirmó ayer un alto responsable de Ankara que se mantuvo bajo anonimato. Además insistió en la petición turca de que los 18 sospechosos detenidos en Arabia Saudita sean extraditados a Turquía para que rindan cuentas de sus actos. Hasta el momento no hay rastros del cuerpo del periodista de 59 años y columnista del diario The Washington Post. En tanto, el Riad, afirma que tras el asesinato fue entregado a un colaborador local. 

Khashoggi desapareció el pasado dos de octubre luego de entrar al consulado saudí en Estambul en búsqueda de unos papeles para casarse con su prometida turca.  Durante semanas Arabia Saudita sostuvo que el periodista había salido del consulado y recientemente reconoció que Khashoggi había muerto en una operación no autorizada. Son varias las pistas que dejan concluir que personas cercanas al entorno más próximo al príncipe heredero Mohammed bin Salman están involucradas en la muerte de Khashoggi. No obstante, Arabia Saudí niega cualquier implicación del heredero.  Los resultados de la investigación fueron publicados sobre todo por medios turcos o estadounidenses. Entre otros se basaban en grabaciones de audios que estaban en manos de los investigadores turcos.  El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo la semana pasada que la muerte de Khashoggi fue premeditada y habló de un asesinato “político”, pero no dio detalles de cómo se produjo.  Además, luego de la visita del fiscal saudita, Erdogán  lo instó a revelar quien dio la orden de asesinar al periodista. Por su parte, el editorialista turco, Abdülkadir Selvi, afín al poder, acusó ayer al fiscal saudita de tratar de proteger a Mohamed bin Salmán. El periodista aseguró en el diario Hurriyet que el fiscal ocultó esa información a sus homólogos turcos para salvar al príncipe heredero saudita. Entre rumores sobre los posibles esfuerzos de la familia real para consolidar el apoyo a la monarquía, el príncipe Ahmed bin Abdel Aziz Al Saud, hermano del rey Salmán y tío del príncipe Mohamed bin Salmán (MBS) regresó el martes a Riad después de varios meses en Londres. 

Sosteniendo la decisión política de no establecer ningún vínculo entre el príncipe y el Khashoggi, Washington presionó a Riad en otro asunto: la guerra en Yemen.  Estados Unidos pidió el martes el fin de ese conflicto bélico, en particular el cese de los bombardeos de la coalición liderada por Arabia Saudita, que se sumó a la guerra en 2015 en apoyo del presidente yemení, Abd Rabu Mansur Hadi, contra los chiítas hutíes. Con motivo de reavivar las negociaciones de paz para Yemen, anunció conversaciones para fin de noviembre. En efecto pidió el cese de misiles y ataques con drones tanto de los hutíes como de Saudí.