“¡Le quiero dar un beso a mi gobernador!”, exclamaba una señora perfumada, estirando las manos hacia Miguel Lifschitz e intentando sortear con su cuerpo las vallas dispuestas al cierre del Encuentro Progresista en el Palacio Alsina. El acto encabezado por el dirigente santafesino, el diputado radical Ricardo Alfonsín y la líder del GEN, Margarita Stolbizer, buscó homenajear al ex presidente Raúl Alfonsín a 35 años de su triunfo electoral –que terminó con siete años de dictadura cívico-militar– y dejó varias fotos que revelaron su objetivo fundamental: mostrar un paso decisivo hacia la conformación de una alianza electoral de cara al próximo año.

Bajo la consigna “Los desafíos de la construcción de una agenda progresista para la Argentina”, los tres dirigentes por primera vez se pararon juntos frente al micrófono y ante una multitud que desbordaba los balcones del palacio y delinearon las bases de esta incipiente coalición que, por el momento, se limita a tender puentes con el peronismo “dialoguista”, con la Iglesia Católica y con algunos sectores sociales y sindicales. “Es el tiempo de construir las bases de un proyecto nacional para una democracia con poder y de generar las condiciones para que el año próximo podamos también tener una representación política de estas ideas. Necesitamos una causa que se organice no alrededor de un líder carismático sino alrededor de un proyecto de país, de un conjunto de valores y de una idea de futuro, porque no podemos seguir fracasando”, lanzó Lifschitz, en un esfuerzo por remarcar el tono autocrítico y, a la vez, señalar los errores y las responsabilidades de las gestiones kirchneristas y del actual gobierno de Cambiemos. “Tenemos autoridad política y moral para convocar un nuevo proyecto para la Argentina”, sostuvo, al tiempo que exhortó a dejar atrás las “recetas viejas” e incorporar “los temas del futuro” a la nueva agenda: “el feminismo, el laicismo, el cambio climático, la diversidad sexual, las energías limpias, el derecho al mundo digital, la economía social, la alimentación saludable y los derechos de la naturaleza”, enumeró. En la primera fila, lo miraban atentos el ex gobernador Antonio Bonfatti, la intendenta de Rosario, Mónica Fein, el actor y ex senador radical Nito Artaza, y los ensayistas que disertaron en la previa al encuentro, Beatriz Sarlo y Alejandro Katz, entre otros dirigentes. 

Por su parte, Stolbizer –que inauguró el panel– reclamó “amplitud para constituir una fuerza verdaderamente potente y con capacidad de ganar” y, en ese sentido, aclaró que esa amplitud implica “poder mirar a otros con quienes vale la pena intentar reconstruir este sueño”. Entre esos “otros”, probablemente, se encuentre el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, con quien la ex legisladora compartió programa en las elecciones legislativas del año pasado y con quien los dirigentes que protagonizaron el encuentro vienen manteniendo encuentros. “Hay valores que debemos recomponer para reconstruir esa identidad, sacarnos los rótulos y hacerlo a partir de encontrar esa mirada, ese camino y ese futuro. Convocamos con mucha humildad a reconstruir el sueño y la esperanza y a pensar hacia el futuro, honrando aquel pasado y aquella historia”, indicó. 

El factor común de los tres discursos fue la idea –en la que insistieron varias veces– de que todavía no es el tiempo de las candidaturas y los lanzamientos. Todos exigieron una puesta en marcha, una acción decisiva que Sin embargo, Alfonsín, que mantiene en la UCR una permanencia cada vez más tensionada, puso en palabras las expectativas del encuentro, que por momentos tomó los ribetes retóricos acalorados de un típico mitin radical.  “Algunos están ansiosos”, dijo, y confesó: “Yo también lo estoy, pero ya va a llegar el momento”. El discurso del líder radical –que inició con un “Gracias a todes” en lenguaje inclusivo que, adelantó, no podría mantener– fue quizás el más esperado de la noche. Cada tanto llegaba de lejos un “¡Vamos Ricardo!” y, así, entre vitoreos y aplausos, esbozó la gran meta de la futura coalición: crear consensos para pasar “de la democracia formal a la democracia social a la que aludía Alfonsín cuando decía que con la democracia se come, se cura y se educa”.

Informe: Sibila Gálvez Sánchez