Dibujantes la ciudad tuvo siempre, pero la tarea del guionista se revela más recóndita. Así y todo, el panorama ha cambiado, y uno de los mejores ejemplos lo significa https://alquimiacomics.wordpress.com/, el sitio de webcómics ideado por los escritores Gastón Flores y Federico Sartori.

Flores es uno de los fundadores de la revista Términus, y desde hace unos años dicta un taller de guión, que se ha revelado pionero. Allí supo recalar Sartori. Las trayectorias se cruzarían también en las páginas de Términus, para de a poco coincidir en la idea "de hacer un portal donde mostrar lo que hacíamos, con la intención de tener roce con el público, de estar atentos a la crítica, aspectos que nos ayudan a crecer como guionistas", contesta Fede Sartori.

"Fue raro, yo venía maquinando la idea y de repente nos juntamos y coincidimos en casi todo. Si bien habíamos descubierto el espacio de la Términus queríamos hacer otras cosas; el cómic da para mucho, para superhéroes, acción, terror, aventuras, historias más personales, y varios estilos de dibujos", agrega Gastón Flores.

Al ingresar a Alquimia, el sitio permite indagar sobre quién es quién, junto a viñetas de las series y una leyenda que oficia de manifiesto: "Resultado de una curiosa mezcla entre pasión y razón, entre lo misterioso y lo cotidiano, entre imagen y texto. Narración de una transformación constante. Pensamiento transmutado en viñetas". El recorrido que la lectura arroja es bárbaro. Hay pluralidad de registros estéticos y de géneros: seis series semanales con una tanda de historias unitarias que complementan. El nivel tiene un piso alto, y hace de este proyecto un disparador hacia lo mucho que vendrá.

Sartori destaca a Alquimia como respuesta a "la necesidad de establecer un punto de encuentro. Internet es una plataforma con mucha llegada, tenemos esas facilidades, y en ese intento encontramos otras personas como (los dibujantes) Pablo De Bonis, Sergio Tarquini ‑ahora publica en Aurea (Italia)‑, Andrés Casciani ‑artista mendocino que realizó las tapas de la edición de las obras de Borges (La Nación)‑, Nacho Lázaro ‑de un crecimiento notable, con quien hice cuatro páginas para el concurso de Crack Bang Boom, que ganamos‑. Tuvimos la suerte de sumar gente con mucho talento".

Un aspecto notable en la nueva generación de historietistas es la voluntad de trabajar de lo que saben. En este sentido, hay una articulación entre proyectos editoriales diversos de cara a un fin común: la historieta es un trabajo. "A veces pasa que es difícil vender una idea sin tener el material, y este formato te permite ir contando algo, desarrollándolo, para interesar a las editoriales", comenta Flores. Y prosigue: "Tareas como las de preproducción, rotulado, el armado de la página, evitar los errores, todo fue desde cero y a pulmón. Por un lado no nos cuesta mantener la página en Internet, pero tampoco tenemos ninguna ganancia como para exigir un tiempo de dedicación profesional; es un interjuego entre el amor al arte y las ganas de mostrar lo que uno hace, y del otro lado estar conciente de una realidad social que hoy exige tener un trabajo por fuera de la historieta".

‑Debe ser un incentivo ver sus historias dibujadas por tantos artistas diferentes.

G.F.: ‑Yo escribí desde chico siempre literatura, pero nunca publiqué nada, la publicación se da por la historieta. Me da satisfacción decirlo. Armamos Términus, tuve colaboraciones en (revista) Quimera, una mención en un concurso, y ahora Alquimia. Está bueno porque tenés que aprender a trabajar en equipo y nunca sabés qué es exactamente lo que te va a dar la otra persona. Si el dibujante es bueno siempre te sorprende.

F.S.: ‑Yo tuve la suerte de que uno de mis primeros guiones, publicado en Términus, fue con Germán (Peralta), y esa experiencia la voy reciclando cada vez que puedo; tanto él como (Juan Manuel) Frigeri me hicieron crecer mucho, tenemos amistad y las críticas son precisas, me han ayudado a aprender sobre cómo contar una historia. Yo venía más desde la prosa, las canciones, otro estilo de literatura. La comunión con el dibujante enriquece mucho la forma de escribir y la mejora constantemente. Me pasa con Boras, en la cual propongo una idea, le cuento a (Ignacio) Lazaro cómo va a ser el capítulo, y lo vamos trabajando juntos.

Boras de Sartori e Ignacio Lázaro, con un cura exorcista.

Boras es uno de los puntales de Alquimia, cuyos condimentos horroríficos ‑un cura exorcista que no puede prescindir de la compañía de un demonio‑ la sitúan de manera preferencial para el proyecto de los autores: "Tenemos previsto el desarrollo de la faceta editorial, en papel. Ya está casi cerrada una coedición entre Alquimia y Mitomante para el primer y segundo capítulo de Boras, al que estamos apuntando para mayo. Más adelante lo haremos con Legado de sombras, de Gastón y Pablo Ayala". De esta última, Alquimia exhibe el primer capítulo, con un arte precioso por parte del dibujante, que combina noche y secretos de candelabros.

"Estamos planeando cosas que no pudimos hacer, como fortalecer las historias cortas, incorporar miniseries de dos o tres meses, con dibujantes y guionistas invitados; así como sumar más series", explica Flores. "Arrancamos en junio del año pasado, y en agosto estábamos en Crack Bang Boom. Este año pensamos en redoblar la apuesta, estar en CBB, pero también en otros eventos como Dibujados, Viñetas sueltas, en Santa Fe, Paraná, que nos van a hacer crecer como guionistas y editores", agrega Sartori.

-‑¿Hay principios, lineamientos, para contar una historia?

G.F.: ‑-Hay que buscar un equilibrio entre lo instintivo y la estructura. Lo importante es que uno conozca la historia del derecho y del revés, sobre todo el final. Uno de los errores grandes es arrancar pero no saber cómo se desarrolla y temina. Es un poco el ida y vuelta entre algo razonado y algo intuitivo.

F.S.: ‑-Particularmente, las ideas surgen como escenas, como algo que me gustaría desarrollar, como una relación entre personajes, generalmente a partir de algo puntual, angustiante, conflictivo, y de ahí se va desarrollando tanto para adelante como para atrás.

‑-¿Tienen escritores de referencia?

G.F.: -‑Por ahí mi referencia es extraña, al haber arrancado de chico leyendo historietas de Robin Wood en Columba. Es muy loco porque me enseñó a escribir prosa, él crea con el diálogo una escena muy tensa, con adjetivos, y aprendí a escribir leyéndolo. Ahora no hago guiones como los hacía él, pero se dio esa relación muy particular, que me fascinaba.

F.S.: ‑-No sé si tengo autores de referencia, pero sí ciertas obras. Como ejemplo más reciente, te diría We3 (de Grant Morrison y Frank Quitely), es muy sencilla, de un argumento lineal, pero con una forma de contar que es espeluznante. Por otro lado, la primera obra que me apasionó fue Crisis de identidad (de Brad Meltzer y Rags Morales), me llamó la atención ver héroes ‑siempre acomodados a la situación, sin peligro real‑ expuestos a un abismo sin fondo, que lo tenían ellos mismos. Eso es lo que busco en mis historias.

La logia gris.