La Imelda Marcos, la esposa del difunto dictador de Filipinas Ferdinando Marcos que saltó a la fama mostrando a la televisión mundial su colección de cientos de zapatos hechos a medida, acaba de ser condenada en Manila en una serie de cargos de corrupción. Marcos, de 89 años, fue acusada de crear fundaciones para ocultar las fortunas robadas al presupuesto nacional durante el largo gobierno de su marido en los años sesenta, setenta y ochenta. Un tribunal especializado en temas de corrupción financiera la encontró culpable en siete casos y puede sentenciarla hasta a 42 años de prisión. Marcos no se presentó a las audiencias y la corte libró una orden de arresto en su nombre.

El fallo aparece en un momento peculiar de la política filipina en la que el autoritario presidente Rodrigo Duterte se acercó a la familia Marcos y la alentó a presentarse en diversas elecciones. En varias ocasiones, Duterte elogió a Ferdinando Marcos y llamó a su muy brutal dictadura “una época de orden”. Duterte repatrió los restos de Marcos y los hizo enterrar en el Cementerio de los Héroes de la capital, y apoyó a sus hijos en sus candidaturas a senadores. La misma Imelda es ahora diputada nacional.

Los cargos, que los abogados de Marcos piensan apelar, fueron presentados en 1991 cuando se descubrieron varias fundaciones en Suiza que habían canalizado dinero desde Filipinas. Marcos era titular de esas fundaciones y había girado varios millones de dólares entre 1978 y 1991, cuando su marido la nombró gobernadora de Manila. Se calcula que estas fundaciones canalizaron una pequeña fracción de los diez mil millones de dólares que se calcula robaron los Marcos. Desde su caída en los años ochenta, el gobierno filipino recuperó 615 millones de dólares en varias cuentas internacionales.