El viernes Netflix estrenó Narcos: México, cuarta parte de la saga y la primera que centra su narración en el universo criminal lejos de Colombia y de la estela de Pablo Escobar. Sus creadores remarcaron que no es necesario haber visto ningún episodio previo ya que tanto la historia como los personajes y el contexto son otros. La única vinculación es el look & feel malevo y el retrato sobre sujetos que se ama odiar (o quizás sea justamente lo contrario). Esta nueva entrega, entonces, explorará los orígenes de la actual lucha contra la droga, empezando por la época donde el mundo del narcotráfico azteca era una estructura desorganizada.  

La serie narra el nacimiento del cártel de Guadalajara en los años 80, con el foco puesto sobre Félix Gallardo (Diego Luna) quien toma el mando del negocio y unifica a los traficantes para construir un imperio. Su némesis es Kiki Camarena (Michael Peña). El agente de la DEA que se ha trasladado con su mujer y su hijo de California a Guadalajara para asumir un nuevo cargo en esa región caliente. Entre las novedades del elenco aparece Ernesto Alterio quien encarna a Salvador Osuna Nava, director del servicio secreto mexicano a quienes se los conocía como “traficantes con una insignia” y con licencia para hacer lo que quisieran. Al igual que las temporadas precedentes, Narcos: México cuenta con diez episodios.