"El problema es que todos quieren renovar", dijo esta semana una fuente cercana al Concejo Municipal para describir el escenario político que se viene en el Palacio Vasallo, que pondrá la mitad de sus bancas en disputa en las elecciones de mitad de año. Como en las elecciones nacionales, el gasto debe hacerlo también el oficialismo. Las elecciones de medio término son iguales para todos los gobiernos, con excepción de los comicios provinciales que ‑increíblemente‑ renuevan junto con el gobernador en el caso de Santa Fe. Por eso, en el rubro diputados provinciales la última "emoción" fue en el 2011, cuando María Eugenia Bielsa ganó la elección en esa categoría a pesar de que el Ejecutivo quedó para el Frente Progresista. Todo merced a la Boleta Unica que le dio mayor poder a los electores, pero terminó por fulminar a los partidos que ya venían maltrechos.

En el caso de las elecciones locales, si bien está en juego la evaluación sobre este segundo tramo de la gestión de la intendenta Mónica Fein, la percepción del elector será más amplia. En rigor es el socialismo en su conjunto el que tiene la difícil tarea de volver a encantar al electorado con propuestas renovadas y con una promesa de ciudad distinta a la que se vive hoy en día. Ya lo hizo un par de veces en los últimos años, lo cual no significa que pueda volver a hacerlo con facilidad. "Algunos creen que el fin de ciclo sólo vale para el kirchnerismo", se quejaba un peronista muy crítico de las gestiones socialistas en Rosario y la provincia. Más allá de cualquier consideración, es cierto que a toda fuerza política le llega el desgaste. Es casi una cuestión natural, no es sencillo renovarse en política con los mismos nombres, los mismos símbolos y los mismos proyectos. El que transmite más fielmente la idea del cambio es el que se impone. Sólo basta mirar las últimas elecciones nacionales.

En Rosario la intendenta Fein fue derrotada en la primera vuelta en 2015. El socialismo pudo revertir el resultado merced a dos ejes clave: Enfrente estaba Anita Martínez, del PRO, que no pudo superar un techo, alto pero techo al fin; y desde el Frente Progresista pudieron exhibir las caras nuevas del poder local de Pablo Javkin y María Eugenia Schmuck. Más una postura humilde y estudiadamente autocrítica de Fein, se hizo la magia y el Frente Progresista se quedó por un pelito nuevamente con el sillón principal del Palacio de los Leones.

Hoy Fein sabe que su desgaste equivale al de su partido, y que será cuesta arriba transmitir la idea de un relanzamiento del Frente en la ciudad. Por eso crecen las posibilidades de Javkin, que tendrá que dar la batalla este año para tener chances de cara al 2019 como intendente. El sacrificio ya lo hizo: salir de su zona de confort de la Cámara de Diputados de la Nación, para bajar al "barro" cotidiano de la gestión local. El PS, fiel a sus mañas, no se dispuso a dejarle el terreno totalmente libre al extrapartidario e hizo el intento de hacer crecer a sus propias figuras. Pero con el correr de los meses está claro que esas expectativas no pudo abastecerlas con su secretario de Gobierno, Gustavo Leone, de probada eficiencia en la gestión pero con muchos problemas a la hora de transmitir algo más que un perfil técnico. Como sea, el PS necesita a Javkin tanto como el actual secretario general de la Municipalidad necesita de estructura. Si las necesidades coinciden, el producto estará listo para ser ofrecido a la ciudadanía.

 

Alberto Gentilcore

 

Hay al menos tres concejales que tienen expectativas de dar la pelea a nivel nacional en los comicios de este año. Jorge Boasso ya anticipó que no vuelve a una banca en el Palacio Vasallo después de más de 20 años en esas lides. Quiere ser candidato a diputado nacional por Cambiemos, desde adentro, o bien corriendo por afuera con otro sello.

María Eugenia Schmuck, aunque tiene mandato en el Concejo hasta 2019, tiene ofertas concretas para jugar algún papel en alguna nómina en disputa por un lugar en el Congreso. Y el concejal Diego Giuliano ‑que sí termina su mandato en diciembre‑ está cada vez más cerca del Frente Renovador de Sergio Massa para ocupar un lugar entre los aspirantes a diputados nacionales de ese sector.

El que se cansó de esperar "una relación distinta con el socialismo en el Frente Progresista" es Martín Rosúa. El concejal está decidido a ir por su reelección con una lista "puramente radical". Aunque por su perfil podría encuadrar perfectamente en Cambiemos, la idea es resucitar "el espíritu de la vieja Lista 3", repite aludiendo a un pasado político de mejores expectativas para la UCR. Rosúa dijo además que "sería muy bueno para nosotros contar con el acompañamiento de Daniela como candidata". Daniela es León, la presidenta del Concejo Municipal que termina también su mandato en diciembre y que se ha caracterizado por ser una pieza clave en las negociaciones del Frente con el PRO a la hora de tratar expedientes importantes para el Ejecutivo local.

La posibilidad de que León integre la lista junto con Rosúa está dada básicamente por un tema de espacio. "La lista del Frente Progresista va a estar atiborrada", dijo una fuente frentista en referencia a que en los primeros lugares deben caber Javkin, Verónica Irízar (que también debe renovar su banca. Cumple el mandato de Miguel Cappiello que se fue al Senado provincial), Carlos Comi (también termina en diciembre) y Sebastián Chale (también quiere renovar) entre otros.

El PRO por su lado, pone en juego dos de sus cinco bancas: Carlos Cardozo y Renata Ghilotti son los que terminan en diciembre. Al sector tampoco le sobran nombres, aunque contar con el respaldo de los recursos nacionales los transforma automáticamente en competitivos. Pueden sacar cualquier as de la manga aunque también dependerán de cómo esté la gestión de Mauricio Macri para esa altura del año. Un dato que va a atravesar todas las categorías. Sí hay serias posibilidades de que Roy López Molina baje de la Cámara de Diputados provincial a dar la pelea en Rosario, con la meta de ser candidato a intendente en 2019.

Por el lado del peronismo, el futuro es más incierto. Carola Nin, Norma López y la cavallerista Lorena Giménez tendrán que dejar el recinto en diciembre. Las tres buscarán la manera de sumarse a nóminas afines, pero el armado del sector, lo mismo que a nivel provincial, viene muy lento y con promesas de unidad sólo en la previa al convite. Ahí las reuniones comenzarán a ser febriles a partir del mes que viene, de cara a llegar a una construcción electoral lo más competitiva posible para junio, cuando haya que oficializar las listas. Se sabe sí que Roberto Sukerman y Fernando "Chino" Rosúa competirán por una banca desde el kirchnerismo y el Movimiento Evita, respectivamente.

El último que se va es el veterinario Carlos Cossia. No se sabe muy bien cuál será su destino. Como comentan en el Palacio Vasallo, "Cossia es de Cossia" y eso es lo más certero.