Llegó una tarde –la del 13 de noviembre pasado– al hall del Museo Nacional de Bellas Artes custodiada por un número infinitamente inferior al del resto de invitados afamados del G20. Transportada por montajistas y una cuadrilla de expertos entre los que se destacaba algún fornido obrero que Ella miró con ojos impertérritos de mármol pero que hubieran deleitado la lasciva mirada de la divina modelo original.

Es la colosal Afrodita de Capua, mujer semidesnuda de piedra de 2,20 metros de altura, 800 kg y considerada una de las piezas más exquisitas de la Antigüedad. Emula, por supuesto, a la voluptuosa diosa griega del amor erótico, cuya mitológica vida, lejos del inconmovible mármol, de la púdica Diana y de los bienes del alma, parece representar más bien el tipo ideal de la promiscuidad sexual y de las pasiones desmesuradas. No en vano es un ícono gay y lésbico. Casada con el horrible Hefesto –¡pero obrero de la fragua al fin!–, es amante de Marte, el musculoso dios de la guerra –cuyo escudo la estatua casi seguramente sostenía entre sus manos– y no se privó tampoco de esconder en un cofre al apuesto Adonis para gozar de sus encantos físicos. 

Se le llama Afrodita y no Venus por más que pertenece al período romano porque fue esculpida en pleno auge de la fascinación del emperador Adriano por la cultura helénica y la belleza griega. Fascinación que se tornó en obsesión cuando tras haber encontrado materializada esa belleza en el efebo Antínoo, su hermoso amante, éste se ahogara en el Nilo a los diecinueve años.

Pero las referencias homoeróticas de Afrodita no terminan ahí. Si bien su actual residencia es el Museo Arqueológico de Nápoles, la estatua estaba exhibida originalmente en el Anfiteatro Campano de Capua –¡la patria de la rebelión de Espartaco!– donde fue hallada en1750 y seguramente habrá contemplado los músculos en tensión, la sangre y la muerte de voluptuosos gladiadores en la arena. Lady Gaga o Madonna de la Antigüedad, representada por Miguel Ángel en el Renacimiento, el culto gay a la diva del Olimpo llegó incluso a Andy Warhol y al fotógrafo David Lachapelle, entre tantos otros. Ahora la tenemos entre nosotres hasta el 17 de febrero, para pedir sus favores muy cerca de los voluptuosos jardines de Palermo.

La Afrodita de Capua permanecerá en la planta baja del museo de Avenida del Libertador 1473, en Recoleta, hasta el 17 de febrero de 2019, de martes a viernes de 11 a 20 y los sábados y domingos de 10 a 20.