El grabador marca apenas los seis segundos cuando la primera carcajada se dispara. Sale de las entrañas de Florencia Peña, a raíz de un acting que surge de la extraña gestualidad de Mike Amigorena, su coequiper en la entrevista con PáginaI12 y en la ficción que ambos protagonizarán desde hoy, junto a Paola Krum y Alberto Ajaka. La carcajada -desbordada, instintiva, liberadora- que inaugura la charla no será la única, a lo largo de una entrevista en la que los actores pondrán de relieve el vínculo que construyeron en estos meses de grabaciones encontradas. En su primer trabajo diario juntos –se habían cruzado en algunas participaciones especiales en Tiempo final, La niñera, Casados con hijos y Los exitosos Pells–, Peña y Amigorena coinciden en señalar que Quiero vivir a tu lado, la tira que El Trece emitirá de lunes a jueves a las 22, será “una ficción muy poco polkeana, alejada del costumbrismo, que atraviesa a muchas generaciones”.

La entrevista es de noche, pasadas las 22. Tras la larga jornada de grabación y el evento de presentación de Quiero vivir a tu lado, los actores se desploman en un mullido sillón que –en tándem con el cansancio acumulado– amenaza con atraparlos. Nada de eso. Cual niños de energía inagotable, Peña y Amigorena charlan, actúan cada cosa que cuentan y ríen sin pudor. “Evidentemente –se apura en señalar la actriz– tocamos cuerdas similares, porque nos reímos mucho, más allá de las escenas que tenemos que hacer. De hecho, nos retan porque nos reímos cuando no tenemos que reírnos... El humor nos ayuda mucho a conectarnos. Es el mejor puente para conectar a las personas. Cualquier relación basada en el humor tiene muchas chances de tener larga vida. Y nosotros compartimos un código muy parecido”. A su lado, Amigorena asiente. Y completa. “El humor –dice– es la antesala a lo genuino. Cuando surge naturalmente, te ‘desobligás’. También uno puede entablar buenas duplas humorísticas con otro, pero no tener afinidad. Con Flor, en cambio, nos potenciamos. No es fácil hacer buen tándem, que traspase los límites de la pantalla, cuando te tenés que ver la cara todos los días durante 8 horas”.

Los actores pasan juntos entre 8 y 12 horas diarias, durante las grabaciones de Quiero… En la ficción, Peña es Natalia y Amigorena es Tomás. Son un matrimonio de años y con hijos a cuestas, que son tan divertidos para los demás como tediosos en su fuero íntimo, en su relación como pareja. Sus momentos de mayor distensión se dan cuando comparten tiempo con Alfred (Alberto Ajaka) y Verónica (Paola Krum), el matrimonio que vive en la casa inmediatamente contigua a la suya. A partir de la amistad desde la adolescencia de los hombres y la cercanía de sus hogares, ambas familias son prácticamente una, junto a hijos y familiares de ambos lados de la medianera. Pero el pasado vendrá a hacer de las suyas y un amor oculto y contenido emergerá sin freno para convertir a esa idílica convivencia en una comunidad de secretos y engaños. Gabriela Toscano, Muriel Santa Ana, Mario Pasik, Betiana Blum, Carlos Belloso, Mauricio Dayub, Jimena Barón, Lizy Tagliani, Darío Barassi, Julián Serrano y Manuela Viale completan el elenco de la historia escrita por Carolina Aguirre y Leo Calderone (Farsantes, Guapas, Signos).

“Quiero… no es un programa para adolescentes ni tampoco para gente mayor”, afirma Peña. “Se habla –enumera– de nuestros hábitos, de la educación adolescente, de los más chicos, del amor y la frustración, de la ludopatía que tiene mi personaje, de la soledad... Es una trama de personajes rodeados de mucha gente pero solos, de haber elegido mal, de no habérsela jugado en su momento... No es una comedia típicamente polkeana, no es costumbrista sino que tiene una narración moderna y ágil. Incluso, se rompe la cuarta pared. Los personajes no toman mate y tampoco las parejas tienen sexo, ¡porque hace 20 años que están juntos! No estamos mostrando una historia rosa sobre la pareja, sino la cruda realidad. Es una historia más real que las que suele contar la televisión”. Otra vez toma la posta Amigorena.

“¡Tampoco es que es una trama de David Lynch!”, se sincera, entre risas. “Es un programa que tiene lenguaje televisivo pero con sensibilidad propia. Y que tiene un guión que nos rige pero que nos permite aplicarle nuestro propio comportamiento, al que le ponemos un matiz muy personal”, subraya el actor.

–Ambos tienen un largo recorrido interpretando personajes en comedia. Incluso, en registros similares. ¿Cómo juega el paso del tiempo a la hora de componer? ¿Pasa en el humor, como en la política, que el tiempo los vuelve más conservadores?

Florencia Peña: –No. El paso del tiempo hace que el humor se refine. En mi caso, me pasa que transité mucho el grotesco en la tele y generé muchos personajes caricaturescos, desbordados, desde Poné a Francella, La niñera, Casados con hijos, Psiconautas... A mí me divierte disfrazarme. Pero ahora estoy más grande y lo que me pasa en Quiero vivir a tu lado me gusta. Siento que no estoy trabajando el mismo registro de siempre. Estoy más austera. Desde el primer día nos preguntamos dónde íbamos a meter el humor, porque lo que le pasa a los personajes son cosas duras. No queremos que el humor se desborde por todos lados. Donde hay humor, es porque la escena lo amerita. No va a haber escenas en las que el público se pregunte para qué se hacen los graciosos.

Mike Amigorena: –Estamos más grandes... El punto del buen comediante es ser cada vez más discreto. Esto no significa que el absurdo o el grotesco no sean herramientas útiles, pero dentro del corral de una ficción hay límites.

–Muchas veces sucede, incluso, que entre los comediantes empieza a jugar la competencia. En la historia hay infinidad de duplas o tríos que no pudieron resolver esta cuestión.

  F.  P.: – Por ahora nos queremos (risas). Muchas veces sucede que Mike me propone que haga algo fuera de libreto y lo hacemos sin cuestionarlo. Los comediantes necesitamos tener campo libre para la creatividad. Me gusta tener compañeros que propongan, que se animen a transitar por caminos extraños. Y obviamente me gusta complacer esas humoradas. Eso también se dio naturalmente. A Mike lo conozco desde hace tiempo, lo he visto actuar en teatro y admiro el vínculo que genera con su cuerpo. Muchos no saben lo que él es en el escenario, porque muchos lo conocen por la tele. Y la tele tiende a minimizar el talento. Los planos y las etiquetas televisivas limitan, te ponen en un único lugar. A Mike en un escenario se lo ve enorme. Pero lo que hace en esta serie no se lo vi hacer nunca en la tele. Mike es un clown en la vida y en el escenario. En la tele no lo había visto con esa energía de clown, de permitirse poner el cuerpo en la actuación. En un sentido literal, lo digo: compuso un personaje muy corpóreo. Es muy divertido. Lo veo como un chico. Y básicamente el humor es salir a jugar.

M. A.: –El humor te salva. Nos gusta reírnos de todo. De lo que nos pasa, del mundo, de las etiquetas... Que se de la posibilidad de tener una compañera que, lejos de inhibirte, te estimule a romper con lo esperable, es genial. No siempre pasa. Me ha pasado en otros trabajos de tener compañeras que no eran tan receptivas. Uno podía pasarla bien, tenías en frente a una persona talentosa, pero siempre estaba el límite del pudor. El pudor está bien, a veces, porque ordena. Pero acá ninguno de los dos tiene vergüenza.

–La desverguenza es necesaria para la actuación pero fundamentalmente para el humor.

M. A.: –Somos dos artistas desnudos que no tenemos pudor. Nos reímos de nosotros. Si estás atado, sale otra cosa.

F. P.: –Por ahí la gente no se da cuenta. Puede que sea una percepción más intrínseca a los actores, pero hay una energía que sucede cuando una actriz o actor se encuentra con otro que se anima a avanzar por zonas inexploradas. Nosotros estamos mucho juntos, porque somos marido y mujer, pero también con los personajes de Paola y Alberto, que son nuestros amigos en la ficción. Tenemos los cuatro personalidades y personajes muy diferentes, pero sin embargo en esos contrastes logramos divertirnos y disfrutar.

M.  A.: –No suele darse seguido el hecho de compartir elencos sin arribismos. Acá nadie tiene necesidad de destacarse por sobre el otro. Todos disfrutamos del otro. Somos personas grandes, seguras, dentro de nuestras inseguridades, claro.

–Tanto El Trece como Telefe (Amar despues de amar) programaron el estreno de sus dos ficciones para el mismo día y su emisión en el mismo horario, justo en un momento en el que cada vez se produce menos. ¿Cómo ven el mercado de ficción argentino? ¿No creen que los programadores deberían cuidar entre ellos la ficción nacional para poder recuperar su actividad?

F. P.: –El mercado audiovisual está fatal, pero la tele es un negocio. Es muy difícil que hay acuerdos o pactos.

M. A.: –Son dos programas diferentes, de cualquier manera. Por lo que vi, el ciclo de Telefe es más ortodoxo, más tradicional. El nuestro tiene un elenco de rango amplio: está desde Mario Pasik a Manuela Viale, hay Youtubers, artistas consagrados. Este programa trae aire fresco a la pantalla.

F.  P.: –No me divierte que las dos principales apuestas de ficción compitan entre sí. Me hubiera gustado, como televidente y como actriz, que fueran en horarios diferentes. Creo que hay público para las dos ficciones, lo que no creo es que haya tanto público hoy en la tele abierta. Entonces, ¿matarlas juntas...? No termino de entender que compitan entre sí. Hay algo que tiñe el debut de las ficciones y es estar pendiente del minuto a minuto. Nosotros, los artistas, no le vamos a dar mucha bola. Pero un montón de gente de lo único que va a estar pendiente es de quién gana y quién pierde. No estoy de acuerdo con esa tele, no la entiendo. Se desvía el debate. A mí me gustaría que se discutiera más si las ficciones están bien contadas, si gustan, si aportan algo nuevo, a saber quién le ganó a quien.