No voy a elaborar un plan ni un proyecto para esta ocasión, porque lo único que pretendo es continuar con el proyecto de toda mi vida, la pintura. Hablaré, en todo caso, de algunas cosas en las que creo.

Creo en este momento, en la necesidad de generar un arte que no se parezca al arte. Hastiado del arte que reflexiona sobre sí mismo, de los simulacros, de las recuperaciones, deseo un arte dirigido a producir una respuesta emocional en el espectador, que no lo obligue a un paseo más o menos erudito por los últimos años de la pintura.

Quiero recuperar la sorpresa y el asombro como condiciones inevitables del arte.

Niego la idea de un arte concebido como una mera operación combinatoria.

Creo que la aparición de idea de la pasión, crispa el razonamiento y cuestiona sus límites al punto de generar un desplazamiento del código de la lectura.

Me niego a aceptar un arte que encuentre su justificación en la pequeña sensación del hacer, o en la mímesis con los modelos propuestos.

Creo en un arte que redimensione al Hombre en su necesidad de aventura y en su capacidad de sueño.

Me siento un artista de la periferia que intenta entablar un diálogo con su época, nutriéndose y a su vez generando las ideas que definan este momento.

Aspiro a contribuir a la generación de un proceso creativo de cierta permanencia que supere la inestabilidad que las distintas influencias producen en el mapa cultural del país.

* El documento “Algunas cosas en las que creo” fue escrito por Pablo Suárez a fines de los años noventa (Archivo Miguel Harte).