Donald Trump quiere impulsar la producción local eliminando las regulaciones en un 75 por ciento y reduciendo los impuestos entre un 15 y un 20 por ciento, según afirmó la Casa Blanca durante una reunión con representantes de la economía. En alusión a la búsqueda de crecimiento en la industria manufacturera, el presidente republicano vaticinó que va a producirse “una oleada” en Estados Unidos con las políticas que espera implementar. Además, el mandatario lanzó una advertencia para las empresas que estén considerando producir fuera del territorio estadounidense: “Si se van a otro país impondremos una tasa aduanera más alta cuando el producto entre”. Con la reducción de los impuestos y las regulaciones, según el magnate neoyorquino, ya no habrá razón para que las empresas produzcan fuera del país. Trump se reunirá hoy con los principales directivos de los fabricantes de automóviles General Motors (GM), Ford y Fiat Chrysler (FCA), a los que amenazó con imponer aranceles aduaneros por la importación de vehículos producidos en México.

La línea proteccionista en su mandato quedó en evidencia con el empleo como uno de los principales pilares de la campaña electoral republicana y el lema de su presidencia, “Estados Unidos primero”. Trump prometió cancelar o renegociar los acuerdos de comercio del país, entre ellos el TPP y el acuerdo de libre comercio con Canadá y México (Nafta) (ver aparte). Por otro lado, señaló que actualmente no hay libre comercio, ya que, a su juicio, Estados Unidos es el único que facilita la entrada a productos extranjeros, mientras que “si quieres vender algo a China y otros países, es muy, muy difícil”. Además, Trump frenó nuevas contrataciones en organismos de gobierno, salvo dependencias militares. De todas formas, se trata de un paso habitual de los presidentes al asumir. Su primera semana como jefe de Estado comenzó con polémicas. Dijo a los periodistas que la demanda de una ONG que afirma que no se separó lo suficiente de sus negocios antes de asumir la presidencia no tiene fundamento. “Carece totalmente de mérito”, sostuvo. El presidente de la ONG Ciudadanos para la Responsabilidad y Etica en Washington (CREW), Norman Eisen, ex jefe de la oficina de Etica de la Casa Blanca bajo la administración Barack Obama, dijo que la demanda busca obtener la declaración de impuestos del líder republicano.

Por otro lado, según manifestó el domingo su consejera, Kellyanne Conway, Trump no quiere publicar su declaración de impuestos. “A la gente no le importó. Lo votaron a él y permítanme dejarlo claro: la mayoría de los estadounidenses están interesados en cómo serán sus propias declaraciones durante la presidencia de Trump, no cómo son las de él”. Más tarde, la asesora relativizó sus afirmaciones: “Nuestra posición durante la campaña no ha cambiado. El está siendo sometido a una auditoría y los asesores fiscales y abogados recomiendan no publicarlas”. De esta manera, Conway dejó en suspenso si Trump tiene pensado dar a conocer o no su declaración una vez terminada la auditoría.

Trump comenzó su primer día de trabajo real en la Casa Blanca con una reunión con líderes empresariales en el salón Roosevelt, entre ellos, ejecutivos de compañías como Lockheed Martin, Ford y Tesla. “Vamos a recortar impuestos masivamente tanto para la clase media como para las compañías”, dijo. Según el mandatario, esos impuestos bajarán hasta un rango de entre el 15 y 20 por ciento, frente al 35 por ciento actual. “Creemos que podemos reducir las regulaciones en un 75 por ciento, tal vez más”, sostuvo el presidente. El problema, desde su perspectiva, es que no se puede hacer nada frente a las regulaciones actuales, al citar en concreto el caso de las protecciones medioambientales, y agregó que el asunto está fuera de control.

El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, aseguró ayer que Trump mantendrá un encuentro de trabajo con representantes del sector del automóvil, entre ellos los responsables de los Tres Grandes de Detroit. “El presidente tendrá un desayuno mañana (por hoy) con el sector del automóvil, incluidos los responsables de GM, Chrysler y Ford”, dijo Spicer en una conferencia de prensa celebrada en la Casa Blanca. “(Trump) quiere escuchar sus ideas sobre cómo podemos trabajar juntos para traer más empleos a este sector en particular”, agregó Spicer.

Durante meses, el sector automotriz fue uno de los principales blancos de los ataques del líder republicano por la producción de vehículos en México. Trump amenazó a Ford con aranceles aduaneros del 35 por ciento durante la campaña presidencial. La relación con el fabricante sólo mejoró cuando la compañía anunció la cancelación de una planta de montaje en México, inversión valuada en 1600 millones de dólares. El nuevo presidente, que también atacó a General Motors y a Toyota, cambió su tono con el sector después de que todos los principales fabricantes anunciasen en las tres últimas semanas una ola de inversiones en Estados Unidos.