Los consultores del mercado aumentaron sus pronósticos de recesión para 2019 y bajaron levemente las expectativas de inflación para el próximo año. El relevamiento de expectativas elaborado por el Banco Central detalló que se espera una contracción del PIB del 1,2 por ciento el próximo año, cuando el mes pasado habían pronosticado que la caída iba a ser de 1,0 por ciento. Para este año mantuvieron la proyección de contracción del 2,4 por ciento. En cuanto a los precios, indicaron que se ubicarán en 2019 en 25,7 por ciento, cuando el mes anterior habían pronosticado 26,8 por ciento. Este año, en tanto, aseguraron que la inflación cerrará en 47, 2 por ciento, contra el 48,0 por ciento estimado en el informe anterior.

 El dólar proyectado para finales de este año es 39 pesos, contra los 39,30 pesos del documento previo, en tanto que para finales de 2019 se espera una cotización de 48,50 por ciento (contra 48,90 pesos pronosticado el mes pasado). Las tasas de interés de referencia esperada para fin de diciembre de 2018 fue del 60 por ciento, cuando la cifra había sido de 65 por ciento en el informe anterior. En relación con el déficit fiscal, se aseguró que este año habrá un rojo primario de 356 mil millones de pesos (cifra casi idéntica a la que se estimó el mes pasado), en tanto que se planteó que el Gobierno cumplirá su objetivo de déficit cero para el año que viene. 

 Las estimaciones de los economistas de la city deben tomarse con cuidado absoluto. En diciembre del año pasado el relevamiento del Central era optimista sobre el desempeño de las variables macroeconómicas. Para los consultores, por ejemplo, la inflación de 2018 iba a ser de 17,4 por ciento. Pero ya se ubica en 45 por ciento y puede cerrar 2018 con un aumento acumulado del 49 por ciento. Esta no fue la única falla de pronóstico. El tipo de cambio estimado para diciembre de 2018 había sido de 20,40 pesos. La desviación sorprende. El dólar se ubica en 38 pesos, lo que representa una diferencia entre el dato observado y la proyección de casi un 86 por ciento. No hubo analistas que hayan adelantado la corrida cambiaria en la magnitud que se observó a partir de abril. 

 El otro dato interesante es el de la actividad económica. Los consultores del mercado aseguraban a finales del año pasado que 2018 iba a ser un año de crecimiento. Llegaron a plantear en sus informes que iba a ser junto con 2017 la primera vez desde 2011 que la economía crecía dos años consecutivos. Pero la realidad fue distinta. El PIB no aumentó un 3,2 por ciento como habían asegurado. Los escenarios más optimistas indican que este año el mercado interno, en lugar de crecer, terminará con una caída de entre 2 y 2,5 por ciento. Si se cumple la perspectiva de recesión 2019, se sumarán dos años de caídas consecutivas de la actividad por primera vez desde 2002.