El Tribunal Oral en lo Criminal Federal 5 de San Martín condenó a prisión perpetua a los represores Jorge Norberto Apa, ex jefe del Destacamento de Inteligencia 201 de Campo de Mayo, y Raúl Pascual Muñoz, ex jefe del Departamento Personal (G-1) del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares, por la muerte de la militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) Ana María Martínez, secuestrada y asesinada en la puerta de su casa, en San Martín, el 4 de febrero de 1982, en lo que se considera como el último caso de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico militar.

“Recibimos bien la sentencia porque era un caso que venía muy difícil. En 1982, un sector importante de la prensa intentó ponerlo como un caso policial, de ajuste de cuentas. Es decir, se lo intentó poner como un caso que no respondía a las denuncias por violaciones de derechos humanos”, señaló a PáginaI12 el abogado querellante Pablo Llonto. 

Los jueces Silvina Mayorga, Daniel Gutiérrez y Marcelo Díaz Cabral consideraron en su sentencia que los dos militares cometieron privación ilegítima de la libertad y homicidio en perjuicio de la víctima.

“El primer punto de la sentencia fue encuadrar a estos hechos como delitos de lesa humanidad y en la sala se notó como un respiro de alivio”, afirmó Llonto. “En el Juzgado de instrucción continúa la investigación para dar con los autores materiales. La hipótesis central es que fue un grupo de inteligencia de la Policía bonaerense que respondía a inteligencia del Ejército en Campo de Mayo.”

“Es un primer triunfo muy importante”, contó Carlos “Titín” Moreira, compañero de militancia de Martínez y dirigente nacional del PTS en el Frente de Izquierda. “Los jueces lo consideraron crimen de lesa humanidad y los condenaron a ambos a cadena perpetua. Apa y Muñoz actuaban en forma coordinada. Pero con Apa había más pruebas, ya que figuraba en los informes que encontró la Comisión Provincial por la Memoria, que fue uno de los elementos claves para iniciar el juicio”, afirmó. “En ese material figura la infiltración al PST, en un informe de la Dipba aparece infiltrado como un trabajador más, el agente de inteligencia Juan Pedro Peters, quien informó a la Dirección cada movimiento del grupo. Y en toda esa infiltración lo nombra a Apa”, completó.

Martínez había nacido el 10 de noviembre de 1950 en Mar del Plata. Allí creció, estudió y comenzó a militar. En 1976 debió huir tras un gran golpe que la dictadura dio a la agrupación que integraba. Martínez se estableció en la zona norte del Gran Buenos Aires, donde trabajó en varias fábricas. La última fue la metalúrgica DEA. Y se reenganchó a la militancia. Allí conoció a Titín y a otros militantes. “Era alegre y muy comprometida, un cuadrazo”, la recordó el hombre, uno de sus compañeros en el grupo de militancia de San Martín del que Rosalía (seudónimo de Martínez) era cabeza.

El 4 de febrero de 1982, en la localidad de Villa de Mayo, “dos tipos la agarraron cuando salía de su casa y la metieron en un auto”. Fue la última vez que su familia y sus compañeros la vieron con vida. Su cuerpo apareció el 11 de febrero, semienterrado a orillas del Canal Villanueva, en Tigre. Tenía un balazo en la cabeza y otro en la panza. Estaba embarazada de tres meses.