"Me invitan y me dejan elegir con quién tocar, para mí es estupendo", le dice Gustavo, también conocido como "Rusky", a Rosario/12. "Yo había venido hace un año, vi a varios artistas, así que cuando me preguntaron con quién me gustaría tocar, inmediatamente dije con Pablo Jubany". Esta noche a las 21, Los Barenboim + Jubany se presentan en la Terraza de la Cúpula de Plataforma Lavardén (Mendoza 1085).

Voz de Los Barenboim y director del sello Ultrapop, Gustavo agrega que en la presentación "vamos a combinar el glam rock de Pablo, que es una manera de construir la música pop, con el post-pop nuestro, o sea que se van a encontrar con un show de música pop tradicional, pero con una vuelta de tuerca que agrega originalidad, por lo menos en el caso de Pablo, de mí no puedo hablar".

"A mí me da la sensación de que habiendo conocido a Gustavo este último año, y teniendo las referencias de sus antecedentes, hay algo con lo cual me siento muy hermanado. Tanto él como yo terminamos o empezamos emparentados con este fenómeno que se popularizó como el 'indie'. Hay una cosa allí que creo que me aleja un poco, y es la solemnidad que se encuentra en algunos artistas (mientras escucha, Gustavo asiente), esta falta de vocación por entretener o por hacer algún proceso disruptivo de algún tipo. Uno suponía que por afinidades estéticas se trataba de lo más cercano a uno y sin embargo, por cuestiones del orden más ético si se quiere, a mí me resultaban muy lejanas", agrega Jubany.

"Indie es una palabra que yo no termino de tolerar, porque es como una pose de apatía, no es una cosa real" -continúa Gustavo. Nosotros sacamos muchos discos conceptuales y editamos mucha música todos los años, y cuando llega el momento del concierto hay una separación total del cerebro y una entrega física total. Eso es lo que pretendemos: un show pop, pero con los sentimientos sueltos para que ocurra lo que tenga que ocurrir. Hay que entregarse físicamente, la gente está muy controlada en el pop, todo muy acartonado. Hay muchas actitudes que tienen artistas que se escuden en el indie como etiqueta y me resultan un aburrimiento total. De hecho, no sé por qué estamos hablando hace diez minutos de esto (risas)". Gustavo cuenta que al momento de salir al escenario "no estoy relajado, sino que depende de cómo se desarrolle la relación con el público, de la interpelación que hacemos a través de la música y también hacia mí mismo. No se trata de ser intenso porque rompamos la batería, sino que si cantás una canción que tiene una historia, hay que tratar de sacar esa historia y contarla".

--Creo que eso es algo también coincidente con vos, Pablo.

Jubany: --El escenario es el momento menos planeado de todos. Esto lo he ido descubriendo en entrevistas, cuando me preguntan si me gusta componer canciones, escribir las letras, grabar, respondo que no, no me gusta. Lo que me gusta es estar arriba del escenario.

Gustavo: --¡Tenés que hacer como Los Barenboim y tocar canciones de otros! (risas). A nosotros nos pasa lo mismo, ensayamos mucho para no tener que estar pensando si hacemos las mismas cosas arriba del escenario, que es donde estamos entregados.

El comentario lúdico de Gustavo apela a la característica musical de Los Barenboim, dedicados a versionar canciones como manera de entender un repertorio propio. Al respecto, el músico señala que "hay una cultura rock horrible que dice que uno tiene que componer las canciones que toca, sino es un careta, y me parece una estupidez. Uno no puede componer diez canciones buenas, hay que ser un genio. Si nosotros tenemos una idea que desarrollar, buscamos canciones contemporáneas, que puedan contar lo que queremos en ese momento. Nos damos el lujo de tocar una decena de canciones que están bien, dar nuestro punto de vista y modificar un poco las letras.

Jubany: --Troilo, Pugliese, aun siendo compositores, no se veían en la obligación de tener que tocar a partir de una obra propia.

Gustavo: --Tiene que ver con ir a Sadaic y cobrar los derechos de autor, es una cuestión de negocios. Chico Buarque en el pico de su carrera tocaba un tema de Caetano que había grabado el día anterior, y Hendrix tocaba Sgt. Pepper al día siguiente que salió. Ese tipo de generosidad está perdida. De alguna manera, es política consciente nuestra cuando tocamos.