Te conocí un noviembre de 1986, en un cumpleaños. Nuestra amistad nació en 1987 cuando cursábamos Historia del Pensamiento Económico y Finanzas Públicas. Ahí formamos nuestra Sociedad de Responsabilidad Ilimitada e Incondicional. Conocí a tu familia. Recordaré siempre el día que tu padre me dijo en forma seria: “para nosotros es un honor tenerlo en la Universidad de Buenos Aires (UBA), que haya elegido nuestro país como asilo frente a la opresión para terminar sus estudios”. Yo era un joven exiliado expulsado de la Universidad de Chile en 1985 por “delito de opinión” y oponerme junto a otros jóvenes a la mercantilización de la Educación.  

Como estudiantes fuimos ayudantes de cátedra en “Economía” del Ciclo Básico Común, UBA. Tú ya lo eras en “Sociedad y Estado”. Si no te hubiese encontrado, sin duda mi exilio en Buenos Aires iba a ser más difícil. Tenías una enorme confianza en el Otro porque sabías que iba a responder con reciprocidad. Recuerdo cuando viajamos a Santiago de Chile, poco antes del retorno de la democracia. En avenida Nueva Providencia escuchamos unos aplausos y aclamaciones. Tú miras en forma desenfadada a tu alrededor y me dices: ¿Qué aplauden? Yo digo: ¡A vos ! Eran unos obreros de la construcción que, haciendo una pausa en su trabajo, admiraban el paso de mi acompañante trasandina en minifalda. Nos reímos. 

Terminamos la carrera y nuestra Sociedad siguió solidificándose. Me convocaste a mediados de los años ‘90 a incorporarme a la asignatura Elementos de Economía y Concepciones del Desarrollo de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Comenzamos a producir juntos. Eres una mujer multifacética y concreta, incisiva y antidogmática, cuestionas todo, con cierta dosis de fatalidad. Siendo partidaria de la revolución social piensas que es una batalla contra los molinos de viento. Recuerdo cuando fuimos en 1997 al cine Lorca de calle Corrientes a ver una película sobre Nicaragua y el Sandinismo: “La canción de Carla”. Te conmoviste mucho y me hiciste una confesión: “me gustaría ese nombre para  una hija”. Pasó el tiempo, junto a tu pareja, llegó Carla.

Comienza un nuevo siglo. Con el Argentinazo de diciembre de 2001, reacción frente al fracaso de las políticas neoliberales, nace el kirchnerismo en 2003. Con agudeza me planteas: “¡Comencemos a estudiar este fenómeno!”. Tu fatalismo da cauce a la esperanza. 

Viajamos a Cuba en marzo del 2008 al “X Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo” donde presentamos el trabajo “La distribución del ingreso durante el gobierno de Néstor Kirchner. Experiencias comparadas”. Fue el primero de una larga lista de trabajos que iniciamos hasta ahora. Nos divertimos mucho en ese viaje a La Habana. En la cena de clausura del Encuentro,entre mojitos y paladares, me dices: ¡Mirá, quién esta ahí! Te señalo: ¡No sé quién es! Exclamas: ¡Benjamín Coriat! ¡Vamos a saludarlo! Me presentaste a uno de los autores de la bibliografía de tu cátedra. Regresamos a Buenos Aires. Se avecinaban tiempos difíciles. Un 11 de marzo comienza el debate por la resolución 125, que buscaba aplicar un sistema de retenciones móviles a la soja. A esto se le suma la crisis financiera internacional. Argentina sortea bien la crisis. Decíamos en un escrito: “Argentina retoma un vigoroso crecimiento a partir del 2010 y 2011, resultado de las política contracíclicas”. A fines de 2011 Cristina Fernández de Kirchner es reelecta Presidenta y en un nuevo trabajo, “Entre dos aguas, neodesarrollismo o neoliberalismo”, planteábamos las luces y sombras que acechaban al país.  

Tengo que agradecer tu espíritu crítico por darme fuerzas para enfrentar el exilio y culminar la carrera. Agradezco nuestras discusiones permanentes, semillas de la producción intelectual y carrera académica que hoy tengo. Juntos a otros, contribuimos a forjar las 15 universidades nacionales del bicentenario. Fuimos parte de ese Héroe Colectivo. Tu huella está presente en la comunidad de la UBA como profesora adjunta regular de las Facultades de Ciencias Económicas, Ciencias Sociales y de Filosofía y Letras. Eres una mujer imprescindible en el armado docente de la Universidad Nacional de Moreno, convirtiéndote por tus méritos en Profesora Titular regular. 

Tu espíritu me acompañará siempre en nuestros escritos, en el pensamiento y práctica revolucionaria, alejado de todo dogma para transformar la realidad. Necesitabas hacerte de nuevo en nosotros y por eso decidiste partir dejándonos como tarea la construcción de un mundo para todos, sin exclusión, en comunión con la Madre Tierra, la Humanidad y el Universo, desde donde hoy una nueva estrella que tu nombre lleva alumbrará nuestras noches. Como decía don Ata, “ahora tienes tantos hermanos que no los puedes contar y una estrella muy hermosa que se llama libertad”. ¡Hasta siempre hermana de la vida!.

* Economista.