El embajador argentino en Londres, Carlos Sersale, recibió un repudio unánime en la sesión extraordinaria de la Cámara de Diputados, tras hacerse eco a través de un tuit de una nota periodística que aludía a funcionarios británicos como "máximas autoridades" en las Islas Malvinas. La aliada macrista Elisa Carrió solicitó que Sersale concurra a la Comisión de Relaciones Exteriores a dar explicaciones y no descartó la interpelación para el canciller Jorge Faurie. Esa propuesta que fue refrendada en varias intervenciones será votada al final de la sesión.

Al criticar el aval dado por el embajador en Londres a los funcionarios kelpers, Carrió resaltó que Sersale es un diplomático "competente", que ocupó el cargo en la embajada de Sudáfrica, y sostuvo que su currículum "agrava su declaración, porque no la está diciendo alguien inexperto, sino alguien con absoluta conciencia de lo que escribe". 

La gravedad del tuit de Sersale para destacar la visita al Cementerio de Darwin del titular de Aeropuertos Argentina 2000, Eduardo Eurnekian, quien colaboró con los viajes de los familiares de los soldados caídos, mantiene en silencio al Poder Ejecutivo y al canciller Jorge Faurie, pero la diputada PRO y titular de la Comisión de Relaciones Exteriores Cornelia Schmidt-Liermann tuvo que tomar el pedido expresado por Carrió y valoró como "importante" que el embajador concurra a dar explicaciones. 

"Creo que es un tema de reafirmar nuestra soberanía sobre las islas", sostuvo Schmidt-Liermann y resaltó que "desconocer a cualquier autoridad (de las islas) que no sea argentina es de vital importancia". La gestión de Cambiemos no ha sido tan clara respecto del reclamo soberano por las islas y priorizó desde su llegada a la Casa Rosada la posibilidad de establecer relaciones comerciales y la explotación de los recursos naturales con los kelpers. 

La hoja de ruta la marcó la ex canciller Susana Malcorra al firmar un decálogo de intenciones con el vicecanciller británico “sir” Alan Duncan, en el que se destacaba "adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas". El reclamo soberano quedó a un costado, como en la recordada política del "paraguas" establecida durante el menemismo.

Aquella piedra basal de la "agenda positiva" con Gran Bretaña fue ratificada durante la cumbre del G20 en Buenos Aires, en la que el canciller Faurie destacó el encuentro bilateral de 15 minutos que mantuvo presidente Mauricio Macri con la primera ministra británica, Theresa May, sin mencionar el reclamo soberano. 

Durante la sesión extraordinaria, la oposición también apuntó durante contra los dichos de Sersale. "Lo que hizo el embajador argentino en Londres es una irresponsabilidad y este Congreso no puede convalidar un falso reconocimiento de soberanía por parte de un embajador, adjudicándole las islas al Reino Unido", advirtió el titular del interbloque Argentina Federal, Pablo Kosiner, y recordó que "la máxima autoridad que tienen las islas son las autoridades electas por el voto popular de los argentinos", refiriéndose a las autoridades de Tierra del Fuego. 

En tanto, el diputado y ex secretario de Asuntos Relativos a Malvinas, Daniel Filmus, pidió una declaración de censura de las palabras de Sersale y enfatizó: "Si no hay respuesta del Congreso,  los británicos lo van a usar como antecedente."

Frente a la posición unánime de todos los bloques, incluido el oficialismo, la Cámara baja se aprestaba a votar una declaración contraria a los dichos del embajador en Londres y oficializar su citación para dar explicaciones ante la Comisión de Relaciones Exteriores.