Los Soprano, Lost, Breaking Bad, Handmaid’s Tale… El streaming revolucionó la forma de consumir productos audiovisuales que ya existían pero que, por sus modos de difusión, tenían una recepción acotada. Gracias al auge de consumo vía plataformas, estalló una nueva y específica forma de producir contenidos, a la que la Argentina suma su talento creativo de la mano de producciones como Un gallo para Esculapio y El marginal. Caras y Caretas dedica su próximo número, que estará mañana en los kioscos opcional con PáginaI12, a las series que tanto deleitan a los argentinos.

En su editorial, María Seoane recuerda una de las más exitosas novelas de la TV argentina: “Antes del desembarco de las plataformas digitales, existió un tiempo en que las telenovelas marcaron la vida de los argentinos. Hay dos nombres asociados en los orígenes: Alberto Migré y Rolando Rivas, taxista. Si hay un momento fundacional para esa mixtura de sexos como audiencia y el rating de las historias por capítulo es el que los unió en la pantalla aún en blanco y negro. Cada capítulo trepaba en el rating hasta superar los 50 puntos”.

En tanto, Felipe Pigna indica que la TV fue concebida como un emisor unidireccional: “El televidente era un pasivo espectador pendiente de la programación de unos pocos canales”. Y agrega que “la revolución de estos tiempos de plataformas digitales consiste en que las mayores producciones e inversiones se van desplazando al formato serie con sus temporadas y a la posibilidad de que el espectador se transforme en programador”.

En la nota de tapa, Leonardo Murolo interpreta la producción audiovisual de ficción desde la perspectiva de una historia de las series: “La nueva edad de oro de las series televisivas internacionales y el auge de las audiencias por consumirlas en maratón hace propicio pensar en las particularidades de la ficción nacional, volviendo a revisar la historia de sus formatos, los esquemas de producción y sus transformaciones temáticas”.

Damián Fresolone consultó a referentes de la Argentina: los directores Martín Piroyansky y Alejandro Ciancio, la guionista Erika Halvorsen, la actriz Julieta Ortega y Karina Castellano, directora ejecutiva de cine.ar.

“El fenómeno –cuenta Ezequiel Boetti– crece exponencialmente desde que Netflix puso a un clic de distancia una oferta finita aunque inabarcable que hoy supera las 250 millones de horas de contenido. Ese crecimiento es notorio en la Argentina, el segundo país de la región con más suscriptores después de México y el 14° entre los 190 en los que la plataforma está disponible.”

Marcelo Pavazza aborda el fenómeno en América latina: “Cuando hace quince años HBO comenzó a producir series en Latinoamérica, un mundo nuevo se abrió: el de las ficciones locales filmadas en escenarios reconocibles para los espectadores, habladas en su mismo idioma y realizadas con un alto nivel de producción”. Juan Pablo Urfeig escribe sobre la guerra de las plataformas: originalmente, Netflix salió a competir con Blockbuster y poco después se transformó en la plataforma on demand más popular del mundo. El crecimiento de HBO Go, Disney+, Amazon Prime Video y Hulu proponen un escenario más atomizado y complejo.

Jessica Blady analiza el impacto en Hollywood del consumo audiovisual vía plataformas: “Las cadenas premium vienen modificando nuestros hábitos como televidentes desde hace más de tres décadas gracias a sus productos originales de calidad, capítulos de duración versátil y la falta total de cortes publicitarios. Los sistemas de streaming sumaron otra variable: la posibilidad de acceder a temporadas completas el mismo día de su estreno y en simultáneo con su país de origen. ¿Quién puede competir con semejante inmediatez? Por supuesto que no los canales de aire y del cable básico”.

Emanuel Respighi escribe sobre el espectador que imaginan las plataformas online: “Detrás de la celebrada posibilidad de ver series y películas a un solo clic de distancia, cuándo y dónde se quiera, existe todo un entramado tecno-económico-cultural que busca homogeneizar espectadores. Las plataformas de video online, el consumo que proponen, no hacen otra cosa que estimular los dos grandes males del sistema económico que rige al mundo: el individualismo y el consumismo”.

Desde su ya clásica sección de policiales de la historia, Ricardo Ragendorfer cuenta la trágica historia de Robert Blake, el actor de Baretta. El número se completa con entrevistas a Bruno Stagnaro (por Astrid Riehn) e Irene Raya Bravo (por Virginia Poblet).

Un número imprescindible, con las ilustraciones y los diseños artesanales que caracterizan a Caras y Caretas desde su fundación a fines del siglo XIX hasta la modernidad del siglo XXI.