Desde estas páginas se suele destacar la importancia de la divulgación en el quehacer científico, y la experiencia de Daniela Sganga, Licenciada en Biología, es un buen ejemplo de cómo llevar los saberes de las distintas ramas de la ciencia a lo cotidiano.

Egresada de la Universidad de Buenos Aires (UBA) con orientación en sistemática y morfología animal, Sganga es, en la actualidad, becaria del CONICET y estudiante de doctorado de la UBA. 

Participó, entre otras actividades de popularización de la ciencia, de la semana de la Biología organizada por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) y La Noche de los Museos. Además, en el terreno de la divulgación incursionó en la serie “Científico Stand Up”, un show de comedia en vivo producido por la señal Tec TV, en el que se descubren los secretos mejor guardados de la ciencia (www.tectv.gob.ar).

Pero la labor de Sganga no se detiene allí: es también miembro de Poper Stand Up Científico, el primer grupo latinoamericano de comedia en vivo de divulgación científica surgido en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina. 

En diálogo con Universidad, la científica profundizó sobre estas experiencias e hizo hincapié en el desafío de fusionar la ciencia con el humor. 

¿Por qué es necesario comunicar ciencia?

 Todo el conocimiento que generamos los científicos en el laboratorio en general los volcamos en publicaciones especializadas que llegan o son vistas solamente por otros científicos o especialistas en el tema. Entonces ahí es donde entra la comunicación de la ciencia, que lo que propone es tomar ese conocimiento y llevarlo al resto de la gente. El gran desafío es cómo contar ese conocimiento para que todos puedan entenderlo.

¿Cómo entra el humor en la comunicación? ¿Por qué es conveniente usar el humor como herramienta?

El humor es una herramienta que usan muchos divulgadores porque ayuda a desestructurar y llegar de otra manera a la gente. La idea es que se pueda aprender un concepto que no se conoce de manera divertida, que la gente vea que saber algo de ciencia no tiene que ser algo aburrido, sino que también puede hacerlo en un auditorio lleno de gente, riéndose y pasando un buen rato.

¿Cuándo se formó y cómo nació la idea del humor científico?

 Arrancó en Europa con una competencia que se llama Famelab, que es de monólogos científicos. Alguno de los participantes de ese concurso formaron un grupo que se llama Big Bang, y desde hace muchos años vienen haciendo monólogos científicos con humor. Eso se replicó en Sudamérica con otros grupos dedicados a la divulgación de la ciencia a través del humor, como Bardo científico en Uruguay o nuestro grupo Poper.

¿Cómo está formado Poper?

 El grupo Poper está formado por 16 científicos y estudiantes de carreras científicas, entre biólogos, químicos, biotecnólogos, matemáticos, físicos, astrónomos.

Desde 2016 nos presentamos en teatros, museos, universidades y escuelas con nuestros monólogos de humor científico. Las primeras presentaciones fueron en la Nave de la Ciencias, en Tecnópolis. Después nos presentamos en el Museo de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” y también en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. En el Centro Cultural de las Ciencias participamos en la Noche de los Museos en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Además, hacemos diversas presentaciones, tanto en bares como en congresos y reuniones científico- tecnológicas.

¿Cómo fue la experiencia de comunicar conceptos científicos mediante el humor? ¿Qué diferencia existe con otras maneras de comunicación?

 La experiencia es súper gratificante, nos encontramos con que después de los shows se acercan a hacernos preguntas sobre el tema que trabajamos, se acercan a consultarnos qué carreras podrían seguir para poder estudiar un tema que les interesa. Al mismo tiempo es un desafío, porque contar un chiste implica tener una premisa que los demás comprendan y se identifiquen, y ahí es donde nosotros tenemos que meter conceptos complicados que la gente no maneja, de manera sencilla y en pocas palabras, para que se entienda lo suficiente y se comprenda el remate, porque, de lo contrario, no es gracioso.

 Lo otro que nos propusimos fue desmitificar la idea del científico loco, genio, encerrado en un laboratorio, que la gente vea que los científicos somos personas normales. Nos interesa mucho que a partir de esta experiencia más jóvenes decidan estudiar carreras científicas.

¿Cómo ven la comunicación de la ciencia en relación a la situación actual del sistema científico?

 En el contexto actual de la ciencia que estamos viviendo en Argentina, la comunicación es doblemente importante, está bueno que se conozca por qué es importante hacer ciencia en Argentina. Es importante que seamos cada vez más los científicos trabajando en Argentina. 

¿Cómo vinculás la ciencia y la universidad y, a su vez, la universidad y el humor?

Muchos en el grupo fuimos o somos docentes universitarios y siempre usamos el humor para hacer más amenas las clases. Ahora está muy bueno que podamos usarlo como una manera de llegar a los chicos para convencerlos a seguir carreras científicas.