Todo pelo es político
RESISTENCIAS | Durante mucho tiempo el pelo enrulado ha sido un estigma para muchas mujeres, algo que había que sacar de la faz del cuero cabelludo como fuere, eliminarlo desde la raíz bajo un único objetivo: ser como las demás. Y las demás eran lacias. Hoy, en plena marea feminista, movilizaciones y cuerpos que se organizan en todo el territorio latinoamericano –donde los feminismos se cruzan, debaten y se enriquecen para tejer tramas nuevas–, se habla de que los rulos renacen y se resignifican como si ensalzaran también aquella resistencia que a lo largo de la historia dieron las mujeres negras a través de sus cabelleras afro, rebeldes y ensortijadas. La liberación involucra el pelo indomable y en constante movimiento: ahora es un tema de agenda y lleva consigo la lucha contra el racismo y la misoginia. Mujeres, lesbianas, trans y travestis de todo el continente se organizan para reflotar el orgullo de sus raíces africanas e indígenas dando de patadas a la belleza hegemónica y visibilizando sus melenas al viento para empoderar a otras.
